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martes, febrero 18, 2025

Fin de año sin presupuesto y con el peso del acuerdo con el FMI

La Cámara de Diputados de la Nación volvió a sesionar con la nueva composición, luego de la asunción de quienes fueron electos tras las elecciones generales del 14 de noviembre. La oposición se unió para votar en contra del Presupuesto y como ocurrió en 2011, el Gobierno no tendrá esa herramienta aprobada. Guiño del FMI y el desafío de una economía que crece.

Por Mariano Osuna

La nueva composición del Congreso nacional, especialmente de la Cámara de Diputados, requiere de acuerdos con bloques minoritarios, como Interbloque Federal y Provincias Unidas, para la aprobación de leyes. Tras los comicios de medio término, el Gobierno volvió al centro de la iniciativa con dos objetivos claros: que el crecimiento anual del 10% de la economía se vuelque en los ingresos de toda la población y los rubros productivos; y que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional marque certidumbres necesarias hacia afuera y adentro, posibilite el oxígeno indispensable de los vencimientos de deuda de los próximos dos años, y deje un escenario distinto para las cuestiones estructurales que el país requiere hacia una senda de desarrollo.
Durante la última semana, distintos funcionarios, como el ministro de Economía, Martín Guzmán, el ministro de Transporte, Alexis Guerrera, el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, y parte del equipo del Ministerio de Salud, expusieron sobre el proyecto de Ley de Presupuesto 2022, enviado por el Ejecutivo nacional, en la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara, con el fin de conseguir un dictamen de mayoría, que finalmente fue alcanzado el día miércoles.
Un día después llegó la sesión, ya con la lógica presencial totalmente recuperada, donde el Frente de Todos, que cuenta con 118 bancas, requería 11 escaños más de otros bloques para la conquista del quórum que permita el inicio del debate. Además del interbloque de Juntos por el Cambio, compuesta actualmente por diez bloques, una dispersión que habla de las aspiraciones de distintos sectores de la alianza opositora hacia 2023, se encuentra el interbloque Federal que reúne a dos socialistas de Santa Fe, los tres legisladores que responden al gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, y los bonaerenses Graciela Camaño, Florencio Randazzo y Alejandro Rodríguez, sobrevivientes de las experiencias electorales de Roberto Lavagna y del propio ex ministro del Interior de la Nación. El otro bloque que le sigue es Provincias Unidas, compuesta por cinco bancas, con los representantes de los partidos provinciales Movimiento Popular Neuquino, Frente Renovador de la Concordia de Misiones y Juntos Somos Río Negro. Más atrás y con menos chances de acuerdo del Gobierno, se encuentran los cuatro legisladores del Frente de Izquierda y los cuatro diputados de los libertarios.
El quórum siempre estuvo confirmado, aunque el rechazo temprano del Interbloque Federal al proyecto de Ley de Presupuesto, dejó al oficialismo solamente con el apoyo del interbloque de Provincias Unidas, más allá de las internas dentro del interbloque opositor de Juntos por el Cambio. Con esa cuenta, donde aún necesitaba el convencimiento de otras seis bancas, comenzó la sesión que duró casi 24 horas entre cuartos intermedios y negociaciones constantes.
La disputa interna de la UCR, que hasta ese momento no tenía el humo blanco de unidad en las elecciones partidarias, que finalmente arrojaron el acuerdo para que Gerardo Morales, gobernador de Jujuy, sea el nuevo presidente del radicalismo, dejó expuesta la competencia a niveles tan insólitos, graficado por ejemplo con situaciones donde cada vez que hablaba un radical conducido por el cordobés Mario Negri, de igual manera lo hacía un radical que responde al también cordobés Rodrigo de Loredo. Este último le ganó los comicios en las Primarias de septiembre al histórico dirigente, lo que terminó debilitando un liderazgo que hoy sigue vigente institucionalmente en la cámara, por encima incluso de quienes lo vencieron en aquella oportunidad. Sin un nombre que coordine los diez bloques, a cargo del Interbloque, los episodios internos fueron otra parte de un show, donde se disputaba quien era más halcón y menos paloma, o en otras palabras, quien ejercía una oposición más rígida contra el Frente de Todos.
Minutos antes de la intervención de Máximo Kirchner, presidente del bloque oficialista, y desde este sábado jefe del PJ de Buenos Aires, hubo intervenciones de Negri y Loredo, con la intención de romper el acuerdo previo en el cuarto intermedio, donde la idea era que el proyecto vuelva a Comisión y tenga algunas modificaciones para su acompañamiento. Una postura que siempre tuvo la Coalición Cívica, quien era la única pata de la alianza opositora que no quería votar en contra del Presupuesto, más por las consecuencias del hecho político que solidaridad institucional o de gobernabilidad, aunque vale decir que el partido de Elisa Carrió históricamente eligió la abstención como posición orgánica en estos debates. En los discursos de ambos presidentes de los bloques radicales, la palabra cobarde fue el adjetivo más suave respecto al oficialismo. La respuesta de Kirchner terminó siendo la estrategia, el chivo expiatorio necesario, para irse sin darle el presupuesto al Gobierno nacional, algo que durante el Gobierno de Mauricio Macri nunca tuvo la negativa de Graciela Camaño, los legisladores de Schiaretti o incluso una parte del peronismo referenciada en el Frente Renovador de Sergio Massa o en la conducción de distintos gobernadores peronistas, como por ejemplo en Entre Ríos.
El desenlace de la votación obliga al Ejecutivo nacional a la ampliación de las partidas presupuestarias por decreto, como ocurrió en 2011, cuando unos meses antes, en noviembre de 2010, el famoso Grupo A, con algunas caras que se repiten, le rechazaron el presupuesto al entonces gobierno de Cristina Fernández. Cuatro horas después de la finalización de la sesión, la directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, difundió una reunión con Alberto Fernández y Martín Guzmán, donde expresó que tuvo un muy buen encuentro y habló del compromiso del Fondo en la recuperación de la Argentina. Simbólico pero importante luego de la derrota legislativa del Gobierno.

Las incidencias del Presupuesto en Entre Ríos
El proyecto de la Ley de Leyes, como se conoce en la jerga al Presupuesto, apostaba a la recuperación de la inversión en obra pública, salud, educación. La puesta en valor de la autovía 18, uno de los reclamos históricos en la provincia, que involucra el mantenimiento, la conservación, la señalización, los accesos y las mallas de 227 kilómetros, que conecta Paraná con Concordia, pasando por distintos pueblos y departamentos, era uno de los ejes importantes en el proyecto rechazado. La autovía permitirá seguridad y celeridad en el tránsito, conexión de las economías regionales, mejoras para la productividad y su agregado de valor, y revalorización y desarrollo de las localidades que atraviesa. Lo propio ocurre con las rutas 12, 127, 14, 130 y 20, con la excepción que la autovía es una deuda histórica, que tuvo retrocesos más que avances, con lo cual ese propio deterioro de los años también debió ser atendido.
La iniciativa contemplaba además un aumento superior al 70% de la inversión en el servicio urbano de transporte de las distintas provincias, que incluye a Concepción del Uruguay, Gualeguaychú, Paraná y Concordia, entre otras ciudades, con un monto de 46 mil millones de pesos. También establecía obras para el comienzo de la nueva terminal de Paraná, para la ampliación y el mantenimiento del Parque Nacional Pre-Delta, para la erradicación del Basural a cielo abierto y la construcción de una planta de separación de residuos en Enrique Carbó, para la edificación del sistema cloacal de Santa Elena, para la ampliación de sistema de Desagües de Villaguay, para la construcción de la segunda etapa de la planta potabilizadora de agua de La Paz, y para la creación de la Red Externa e Interna de Gas en la Estación Experimental Agropecuaria Paraná.
El ambiente de microclima se mueve más rápido que el calendario oficial. Los comicios marcaron una voluntad popular respecto a las representaciones parlamentarias, que no borra ni se superpone al mandato que las urnas le dieron en 2019 al Frente de Todos. Entre las aspiraciones legítimas de la oposición y los anhelos del Gobierno nacional, aparecen dos años claves para la recuperación del país y de una sociedad que atravesó dos años muy difíciles en materia sanitaria, sumado a la crisis previa, entre inflación y vuelta al FMI. La salida de la post pandemia requiere un acuerdo con el Fondo y dar certezas macroeconómicas al mercado, lo cual no puede ser incompatible con la recuperación de los ingresos trabajadores, jubilaciones y el tejido social y productivo, todos castigados en estos últimos años.
El Gobierno deberá poner el ojo en los acuerdos necesarios y posibles para el trabajo legislativo, pero más aún para darle respuestas a una sociedad que espera un rol del Estado presente en una nueva etapa post pandemia, porque más allá de las negociaciones legislativas y del propio entendimiento con los acreedores internacionales, el desafío principal es un crecimiento económico que llegue a los que peor la pasaron en estos años. No es tarea fácil, pero sí la prioridad.

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