Ferrocarril Urquiza: la ausencia en la soberanía logística del Litoral

Mientras Grupo México Transportes (GMXT) anuncia su participación en la privatización de los ferrocarriles San Martín y Belgrano Cargas con un plan de inversión que superaría los 3.000 millones de dólares, el Ferrocarril Urquiza permanece al margen del proceso, profundizando su estado de abandono tras más de una década sin definiciones claras sobre su futuro.

El reciente proceso de privatización iniciado por el Gobierno Nacional ha generado expectativas de modernización para el sistema ferroviario de carga, con propuestas concretas que incluyen la actualización de infraestructura, material rodante y talleres, buscando integrarse a la red de carga nacional. Sin embargo, la exclusión del Ferrocarril Urquiza de estos planes representa una omisión significativa para el desarrollo del transporte en la región del Litoral.



Históricamente, el Ferrocarril Urquiza funcionó como la columna vertebral de la conectividad en el Litoral argentino, constituyendo una vía de comunicación esencial que vinculaba el país con Paraguay, Brasil y Uruguay. Su rol estratégico en la integración regional y el desarrollo económico del noreste argentino fue fundamental durante décadas, facilitando el transporte de producción y pasajeros a través de una extensa red que hoy se encuentra severamente deteriorada.

La ausencia del Urquiza en el actual debate sobre la privatización ferroviaria plantea interrogantes fundamentales sobre el modelo de desarrollo que se pretende implementar. Mientras se avanza en la reactivación de otros ferrocarriles de carga, la situación del Urquiza refleja una desconexión persistente que afecta el desarrollo regional y cuestiona el carácter federal de las políticas de transporte.

El debate trasciende la mera operatoria de los trenes para involucrar cuestiones estratégicas sobre la integración territorial y la soberanía logística. El ferrocarril representa no solamente una oportunidad de negocio, sino una herramienta fundamental para la cohesión territorial y el desarrollo económico equilibrado. La continuidad del estado de abandono del Urquiza mantiene inconclusa la promesa de un país verdaderamente conectado, postergando las necesidades de conectividad de una región esencial para la producción y el comercio exterior argentino.