Carlos Heller
El plan económico de la dictadura cívico militar fue descripto con precisión por José Alfredo Martínez de Hoz en su último discurso como ministro el 12 de marzo de 1981: “la importancia de la empresa privada en el esquema productivo del país y en la eliminación de la excesiva intervención del Estado y regulación de la economía”. Un poco antes, el 10 de julio de 1980, había señalado en cadena nacional lo que para él eran “los 12 puntos fundamentales de la transformación que hemos llevado a cabo”.
1) La libertad de precios, la eliminación de los controles de precios. 2) La libertad de las transacciones cambiarias, con la eliminación de los controles de cambios. 3) La libertad del comercio exterior, con la eliminación de los monopolios de la exportación (granos y carnes). 4) La libertad de exportación, a través de la eliminación de las prohibiciones y los impuestos a las exportaciones. 5) La libertad de importar, con la eliminación de las prohibiciones, cuotas y licencias y la aplicación de un programa arancelario de reducción gradual. 6) La libertad de las tasas de interés, y la aplicación de la reforma financiera que abre el sector a la competencia interna y externa. 7) La liberación de alquileres, la eliminación del control que afectaba la posibilidad de la colaboración de la construcción privada. 8) La eliminación de las tarifas políticas de los servicios públicos. 9) La eliminación de los subsidios y de las protecciones excesivas para ciertos sectores privilegiados de la economía. 10) La libertad de contratación de los salarios sobre la base de los establecidos como mínimo por el Estado. 11) La libertad para las inversiones extranjeras, bajo reglas justas y sanas. 12) La libertad para la transferencia de tecnología en un marco que promueva y no obstaculice este movimiento fundamental para la modernización de nuestra economía”.
El Estado mínimo que intentó implementar la dictadura, y que luego buscaron restaurar algunos de los gobiernos que la sucedieron, dejó a la economía y a la sociedad en manos de los grandes conglomerados económicos, tanto locales como globales. Hoy, por otros medios pero con las mismas consignas, hay sectores políticos y económicos que intentan volver a lo que proponía aquella dictadura. Son los que se manifiestan a través de discursos contra “el Estado ineficiente” y contra “la casta política”, entre otros. Son los fantasmas del Estado neoliberal que continúan acechando.