Famosos tienen aseguradas las partes más famosas de sus cuerpos

Celebridades del mundo de la moda, música y deporte han decidido asegurar las partes más «importantes» de sus cuerpos a la hora de trabajar.

Son millones lo que cobrarían ante cualquier eventualidad.

 

La supermodelo Heidi Klum hizo saber a la opinión pública que sus piernas están aseguradas en 2,2 millones de dólares. La revelación, hecha a la conductora Ellen DeGeneres en su show televisivo, incluyó el detalle de que, además, esas dos extremidades de la alemana no valen lo mismo: una de las piernas de Klum tiene una cicatriz, y por tanto, la póliza es menor en ese caso.

El mítico Keith Richards guitarrista y fundador de los Rolling Stones, también optó por la alternativa al asegurar sus manos; las dos, por un monto de: 1,6 millones de dólares. 

El arquero Iker Casillas, que desde 2007 -época en que jugaba en el Real Madrid- cuenta, además de guantes para atajar, con protección extra: un contrato por 7,5 millones de la moneda estadounidense en caso de que sus manos dejen de ser útiles (de manera violenta y repentina) para preservar el arco.

Casillas, a su vez, encontró una veta publicitaria al difundir esa contratación promocionando a las aseguradoras, e incluso convenció a colegas de hacer lo mismo, difundiendo la costumbre en el fútbol en general.

El gran Cristiano Ronaldo decidió proteger sus piernas, con las que batió todos los récords conocidos: 144 millones de billetes con la cara de George Washington cobraría el goleador si quedara invalidado para anotar. 

Por su parte, David Beckham, confirmó que también aseguró sus extremidades inferiores y aunque no se reveló el monto por el cual firmó al respecto, sí trascendió que tiene asegurado también su rostro, por 40 millones.

Fernando Alonso acudió al Banco Santander a fin de asegurar la porción más chica en este repaso: sus pulgares, indispensables para el corredor de fórmula 1. Aquí, el contrato fue en moneda europea: 10 millones de euros. 

Miley Cyrus, fue quizás la más discreta a la hora de cotizarse, aunque lo hizo sobre un órgano particularmente multifuncional: la lengua. El monto, sin embargo, parece exiguo en comparación con los ejemplos previos: apenas un millón de dólares.