Los estudios científicos para conocer más al coronavirus no se detienen, mientras la pandemia sigue su curso y el mundo vive una nueva ola de rebrotes debido a la expansión de la variante Ómicron y la subvariante BA.2. Una de las principales armas para derrotarlo es la planificación y estudio del comportamiento del virus en una sociedad, región o país. A través de los hisopados, se puede conocer los niveles de transmisión del SARS-CoV-2, mediante la realización de millones de hisopados. Pero existe otro método eficaz para conocer cómo se desplaza el virus y qué tan fuerte es su carga viral: a través del análisis de los desechos cloacales. Las aguas residuales recogen los desechos domiciliarios de la población que se vuelcan a una red cloacal. Muchas de las personas infectadas por Covid-19 no sólo excretan el virus a través de su tracto respiratorio, sino también a través de la materia fecal. Los autores del estudio son científicos del CONICET y de la UBA, quienes comprobaron que las variaciones en los niveles de material genético del nuevo coronavirus en las muestras de aguas cloacales a lo largo del tiempo reflejaban, e incluso, anticipaban el ascenso o descenso de casos reportados de la infección. Medir los niveles del material genético del nuevo coronavirus en aguas cloacales no solo complementa la información epidemiológica sino que también permite evaluar los resultados de las medidas que se toman para contener la pandemia. Del trabajo participaron becarios de CONICET y de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) como Melina Barrios, Sofía Díaz y Carolina Olea, investigadores de CONICET como Carolina Torres y María Dolores Blanco Fernández, todos docentes de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA. Y colaboró Damián Costamagna, de ADA y personal de OPDS y ABSA.