El transcurrir de los años nos exige y nos obliga a adecuarnos a la demanda del avance comunicacional.
No es casualidad haber llegado a las ocho décadas atravesando tiempos muy difíciles como el presente.
Con el Maquinismo se reemplazó la tracción humana; con la lynotipo ya no se pararon letras; de los telegramas se pasó al uso de teletipo y luego se ven superadas las ediciones en la década del 80 con compus Apple y el offset. Hubo más páginas, suplementos y ediciones especiales.
También se instaló una rotativa flamante; de las crónicas con grabadores a enchufe y fotos con máquinas Polaroid al uso del celular.
Ahora vuelan los rumores, las versiones, las noticias al segundo con Google, internet, youtube, instagram, etcétera. Es notable como el dato testimonial de un mensaje o audio puede destapar oscuros hechos trascendentes.
Las redes se imponen a los costos empresariales y la única arma que le asiste al buen periodismo es consolidar su credibilidad
Rindo mis mejores recuerdos para el Prof. Leopoldo Bröedl, Enrique Etcheverry y Julio C. Albizatti que fueron mis maestros y mis compañeros.
Formamos luego un equipo complementado con excelentes editoriales, reportajes exclusivos y reconocidos historiadores.
Cómo no reconocer el empuje y modernización que le dio Ricardo Sáenz Valiente.
Su aporte fue decisivo para que La Calle se destaque en el plano institucional de ADDE (Asociación de Diarios de ER) y su proyección en Adepa.
Así llegaron a visitarnos presidentes como Ricardo Alfonsín, Carlos Menem y Arturo Frondizi; grandes figuras del deporte como Juan Manuel Fangio, Irineo Leguisamo, Oscar Bonavena y Roberto De Vicenzo.
Hacer una nómina de todos los que formaron la vieja redacción, administración, talleres e impresión resulta difícil, sólo reconozco la fraternal vocación por informar y hacer un medio confiable, independiente al servicio de la ciudad y los pueblos vecinos.
En estos ochenta años es bueno reciclarse para mejorar el producto en honor al cuarto poder que maneja la prensa en defensa del interés ciudadano.
