Es tan responsable el que lo dice, como el que lo encubre o defiende

Señor director:
El escándalo que se generó por la distribución de bibliografía con información homofóbica en un colegio religioso de la ciudad, volvió a exponer los pensamientos arcaicos de un grupo nutrido de uruguayenses, que lejos de escandalizarse con el caso anteriormente mencionado, prefirieron realizar una defensa lastimosa de esta situación, argumento de que es una opinión más y que se puede pensar así, sin ser cuestionado.
Como no podía ser de otra manera, en diferentes redes sociales, espacio ideal para las legiones de opinadores seriales sin sustento científico, se pudieron leer opiniones que dan mucha pena y no deben ser pasadas por alto: “Cada uno somos libres de pensar como quieramos hay que leer un poquito la biblia”, reza una de las publicaciones realizadas por un perfil de Facebook.
Otro de los posteos que intentaron argumentar a favor del material suministrado por un docente de psicología en un establecimiento católico de la ciudad afirma: ”Que pena me da el odio que hay en la gente, hay diferentes puntos de vistas, diferentes pensamientos y todo se puede resolver pero no de esta manera. Es triste que aprovechen un espacio para descargos personales”, dejando en claro que para esta internauta está bien hablar de “desorden grave”, cuando la Organización Mundial de la Salud no considera a la homosexualidad como una enfermedad.
Cualquier intento de defensa realizado entorno a material con información errónea, se traduce en un aval de la gravedad que se intenta comunicar.
Pese a esto, hay que reconocer que existe una gran porción de la sociedad, que mediante el mismo canal (redes sociales) esgrime una postura opuesta al material bibliográfico sumamente ofensivo. Una clara demostración de que existe una buena porción de la sociedad, que no tiene interés en diferenciar a las personas por sus preferencias sexuales.
Esto pone en evidencia una vez más varios factores, pero el más evidente es el atraso ideológico de algunas personas, las que suministran este material y las que sostienen en el cargo al docente. Es tan responsable el que hizo la barbaridad, como el que la encubre manteniendo el puesto de una persona que evidentemente no está preparada para educar a nuestros adolescentes.
Está clarísimo que cada uno puede tener una postura personal con respecto a determinados temas, pero debe ser condenable socialmente y desde la misma institución (con la remoción del docente del cargo por ejemplo) No podemos permitir que una persona se pare frente a un grupo de chicos al que debe educar, para realizar semejante barbaridad. No puede pasar desapercibido y si bien es complicado ir contra la iglesia en una ciudad pacata como la nuestra, la clase política debe tener una reacción al respecto, ya que tanto la iglesia como la educación se financian con dinero del estado.
“Si una persona es gay, se acerca al señor y tiene buena voluntad ¿quién soy yo para criticarlo? El catecismo de la iglesia católica explica esto de forma muy bella: no puede marginar a estas personas por eso”, explicó Francisco en una histórica conferencia de prensa.
Marcelo Almirón