El humorista, Pablo Millán, fue operado por Aníbal Lotocki. Relató que tiene tres granulomas, que se está haciendo análisis pero que se encuentra bien de salud.
Si bien insistió en que “tenía muy poca cantidad”, admitió ciertos temores, por lo cual “me estoy haciendo todos los análisis para la hipercalcemia, pero por cuestión de tranquilidad”.
Precisó en Elonce que antes de sacarse el producto “no llegaba a tener 100 gramos” y comparó que Silvina Luna “tenía 800 o casi 900 gramos en cada glúteo”.
Enseguida consideró que Lotocki “tendría que estar preso, sobre todo por las muertes. Lo sufrí en carne propia con la deformación de mi cara. Sé de lo que hablo. Tengo un Dios aparte, porque después de la cara iba a agregarme glúteos”.
Contó “después de mi operación a Lotocki lo vi tres veces más para que me arreglara” lo que había hecho porque “me había quedado asimétrico. Ves que el tipo está haciendo una carnicería con vos y no soluciona nada”, entonces no fue más.
“Estuve tres años sin mirarme al espejo. Eso con el tiempo se va endureciendo. Ahí decidí no recurrir más a él porque no te da solución, pero te habla con seducción para decirte las cosas”, continuó Millán.
Además, reveló que “antes de entrar a la sala te tomás una pastilla. Cuando firmás el consentimiento, firmás la hipoteca de tu casa. Yo nunca en mi vida había entrado a un quirófano”.
El rol de Pamela Sosa
Asimismo, afirmó que “todos llegamos a Lotocki por Pamela Sosa. Obvio que es una damnificada y tiene ese producto en el cuerpo, pero yo estaba en la sala de operaciones y ella entraba y salía”.
Comentó durante el programa Nunca es Tarde que “a mí me lipoaspiraron para sacarme grasa, a eso lo mezclan con este producto, que es el que se utiliza para hacer el paladar de la dentadura postiza. Cuando vi, medio en sueño, me di cuenta que era un color medio rosa chicle. Pamela Sosa sabía el producto que nos colocaban en el cuerpo”, cerró.