Entre 2021 y 2024: Pablo Seró y las últimas dos entrevistas a La Calle

Este jueves 9 de enero; la comunidad judicial de Entre Ríos se vio sacudida por la muerte de Pablo Seró, juez federal de Concepción del Uruguay. A los 55 años, Seró fue encontrado sin vida tras una caída desde la terraza del edificio conocido como Antares; ubicado a pocos metros de su oficina de trabajo.

Aunque las autoridades aún investigan las circunstancias del hecho, se maneja la hipótesis de suicidio, aunque no se descartan otras explicaciones. En este contexto, la muerte de Seró generó conmoción no solo en el ámbito judicial, sino también en parte de la sociedad, dado su bajo perfil público, su participación en las causas complejas y su enfoque discreto en el ejercicio de su labor.

Seró, quien se desempeñó como juez federal con competencia criminal y correccional en ocho departamentos de la provincia de Entre Ríos, era conocido por su perfil bajo y su reticencia a conceder entrevistas. Sin embargo, en los últimos años, el diario La Calle tuvo la posibilidad de dialogar con él en dos ocasiones, en 2021 y en 2024, lo que permitió conocer más sobre su pensamiento y su trabajo, que siempre estuvo centrado en la justicia.

Comprometido con la transformación digital

La entrevista más reciente con Seró, realizada a principios de 2024, dejó al descubierto su fuerte compromiso con la modernización del Poder Judicial. En ese diálogo, el juez destacó la importancia de la digitalización completa en el ámbito judicial, un proceso que había comenzado en su juzgado a partir del 1 de enero de 2024. En sus propias palabras, “basta de papel”, y en su despacho se implementaron herramientas como el sistema LEX100, que permite que todas las causas sean gestionadas electrónicamente, eliminando por completo los expedientes en soporte físico.

La transición hacia la digitalización no fue sencilla, reconoció en su momento Seró, pero entendió que era un paso necesario para agilizar los trámites judiciales y para facilitar el acceso de abogados y ciudadanos a las causas. Además, destacó la creación de sistemas como los oficios electrónicos (DEO y DEOX), que permitieron reducir el tiempo de respuesta de los tribunales y otros organismos externos a horas, en lugar de los tradicionales 30 a 45 días que se requerían en el sistema anterior.

El juez también señaló cómo la digitalización brindaba nuevas posibilidades de trabajo en horarios no convencionales, como la recepción de denuncias vía correo electrónico a cualquier hora, un avance significativo para la justicia federal.

Justicia y narcotráfico: Desafíos en la región

En una entrevista concedida en 2021, Seró se mostró particularmente preocupado por el creciente problema del narcotráfico en la región. Reconoció que, a falta de empleo, muchas personas sin antecedentes delictivos se volcaron al tráfico de drogas, especialmente al narcotráfico a pequeña escala, como el menudeo. Para Seró, esta situación se veía exacerbada por la falta de oportunidades laborales, lo que empujaba a muchos a la ilegalidad como una salida económica rápida y sin mayores requerimientos.

Seró subrayó que el trabajo de la Justicia Federal, en colaboración con fuerzas de seguridad locales, había sido fundamental en el combate contra el narcotráfico. De hecho, en su juzgado se implementó un sistema eficiente con la División de Toxicología de la policía de Entre Ríos, lo que permitió avanzar en causas complejas que involucraban el tráfico de drogas.

La división entre narcotráfico a gran escala y narcomenudeo fue otro de los puntos que tocó en esa entrevista, destacando que dicha distinción permitía que la justicia local se ocupara de los casos de menor magnitud, descongestionando así el trabajo de los tribunales federales.

Sobre el rol de los jueces

En ambas entrevistas, Seró fue claro en su postura sobre el rol de los jueces en la sociedad. Para él, el trabajo de un juez se limita a dar sentencias fundamentadas, y consideraba innecesario que los magistrados tuvieran que dar explicaciones sobre sus fallos. En este sentido, enfatizó la importancia de no adelantar opiniones sobre los casos, pues eso podría ser interpretado como un juicio anticipado, lo cual contravendría la imparcialidad y la ética judicial.

Además, dejó claro que su rol como juez no debía verse como un espectáculo ni una fuente de controversia pública. Su enfoque estaba siempre en el trabajo detrás de las sentencias, lejos de la exposición mediática, que tan a menudo acompaña a los demás poderes del Estado.

Una persona de perfil bajo pero gran influencia

Aunque Seró mantenía un perfil bajo y rara vez era visto en espacios públicos o en los medios de comunicación, su impacto fue considerable. Más allá de su labor como juez, su reflexión sobre temas cruciales, como la educación y la justicia, mostró a un hombre preocupado por el bienestar de la sociedad.

Seró también destacó como docente y defensor de la educación presencial, una postura que mantuvo incluso en medio de los desafíos impuestos por la pandemia de COVID-19. Esta faceta de su vida también lo acercó a muchas personas, quienes valoraron su capacidad de dialogar y compartir sus pensamientos sobre el contexto social y educativo del momento.

En resumen, Pablo Seró fue un hombre de bajo perfil, conocido principalmente por su trabajo en los tribunales federales de Concepción del Uruguay.