Encuentro de Alfonsín y Sanguinetti en nuestra ciudad

El presidente Raúl Alfonsín saludo al pueblo uruguayense desde el balcón del Colegio

Por Guillermo Bevacqua

Los presidentes de la Argentina y el Uruguay ratificaron los lazos de hermandad entre ambos pueblos y firmaron protocolos integracionistas.
1987, aún no se había reformado la Constitución de 1853. La democracia había retornado hacía apenas cuatro años. Era año de elecciones de medio término, de renovación parcial de la Cámara de Diputados y de elección de gobernadores en varias provincias.
El Poder Ejecutivo Nacional lo ejercía el Dr. Raúl Ricardo Alfonsín, que en 1983, derrotó en forma contundente al peronismo. Desde entonces vastos sectores de la sociedad lo denominan “el Padre de la Democracia”, por logros indiscutibles, entre ellos el Juicio a la Junta de Comandantes en Jefe de las fuerzas armadas; otros, no niegan esa distinción, pero recuerdan el papel importantísimo de las Madres de Plaza de Mayo, y que la gran mayoría de las víctimas fueron trabajadores sindicalizados.
Era un auténtico líder. Carismático. De inflamada oratoria. Cautivó a los jóvenes y por él volvieron a lucir, orgullosos, una boina blanca. Gritó con convicción y sinceridad que “con democracia se come, se educa y se cura”. Aún le restaban en 1987 dos años de mandato, y esta elección resultaba clave para su gobierno y la aspiración de conservar el poder.
En Entre Ríos, el 6 de setiembre se renovarían parcialmente los diputados, se elegía gobernador y vice, legisladores provinciales, los presidentes de cada municipio (debe recordarse que en Entre Ríos no hay intendentes) y concejales.
Entre Ríos era una de las provincias en el que el radicalismo veía dificultades para retener el poder; el gobernador Montiel debía hacer frente a variados conflictos, especialmente en el sector gremial. De las cuatro principales ciudades, tres estaban gobernadas por el radicalismo: Paraná, Gualeguaychú y Concepción del Uruguay; Concordia estrenaba su autotitulo de “capital del peronismo” y comenzaba a mostrar al resto de las ciudades entrerrianas que “el poder, se ejerce”.
En nuestra ciudad se daba una particularidad, única en Entre Ríos en treinta y ocho años de democracia: el joven contador -35 años- Juan Carlos Lucio Godoy se había impuesto al candidato peronista Almada por 11 votos, mientras que el peronismo había obtenido la mayoría en el Concejo Deliberante por 40 sufragios, consagrándose Godoy como el primer presidente municipal de la nueva democracia, único hasta la fecha no peronista.
El radicalismo entrerriano eligió para suceder a Montiel (no había reelección) a una fórmula muy representativa de la profunda renovación a que aspiraba: Ricardo Laferriere (en ese entonces Senador nacional) y al contador uruguayense, vencedor del peronismo. En cambio, para la presidencia municipal de la ciudad, presentaba a un exponente de la línea tradicional: el entonces concejal Alberto Gerardo Colombo, ampliamente vinculado al deporte.
Había que poner “toda la carne en el asador”.
El presidente municipal Godoy pidió licencia para hacer su campaña para la vicegobernación, y se hizo cargo del municipio el presidente peronista del Concejo Deliberante, Antonio Justo Parma que con singular cintura había manejado la relación; aunque esa convivencia generara costos políticos en ambos lados.
En agosto de 1987 se entró en la recta final, en una verdadera batalla publicitaria; el radicalismo en los medios; el peronismo, en los tapiales, en los cordones de la vereda, en un sinfín de pasacalles. Y el 7 de agosto, en lugar relevante de la tapa del diario LA CALLE, el diputado nacional José Luis Rodríguez Artusi, acompañado del senador nacional Luis Brasesco y el Ministro del Interior, Antonio Tróccoli, informaba que “el 19 de agosto se encontrarán en Concepción del Uruguay, el presidente Alfonsín y el presidente uruguayo Julio María Sanguinetti, para suscribir protocolos de información, inaugurar los Comité de Frontera y ratificar los lazos de hermandad entre ambos pueblos”.
La noticia fue impactante. El 11 de abril de 1959 fue la última vez que un Presidente constitucional argentino –el Dr. Arturo Frondizi- visitó Concepción del Uruguay. Casi un cuarto de siglo; eran tiempos, además, en que las salidas al interior o los viajes al exterior de los presidente s constituían acontecimientos extraordinarios. Hoy la facilidad en los traslados y las comunicaciones viales los hacen formar parte de la empinada agenda.
Además, la convocatoria al acto, se aseguraba masiva. Alfonsín, pese a que había comenzado ya la declinación en el entusiasmo generado por su llegada al poder, aspiraba a la continuidad del radicalismo; y además, llegaría el presidente uruguayo, a la ciudad donde reside la mas importante colonia de uruguayos en la costa entrerriana.
Se aceleró la campaña por ambos lados, que sumaron militantes a la tarea.

Todo sincronizado
En la semana previa llegaron equipos de Presidencia de la Nación para la preparación del acto y la selección de lugares; se realizó una reunión en el flamante Auditorio Arturo Illia, encabezada por el Director de Ceremonial de Presidencia, el embajador Ricardo Pueyrredón para sincronizar todo. El presidente Alfonsín llegaría en avión hasta el Aeropuerto de Gualeguaychú; ahí se subiría a un ómnibus de la Empresa Itapé Tour, desde donde se trasladaría a nuestra ciudad junto a la comitiva que incluía al Gobernador Montiel, a los legisladores nacionales de Entre Ríos César Jaroslavsky y Luis Brasesco, el canciller Dante Caputo y el Ministro del Interior, Antonio Troccoli.
El presidente uruguayo llegaría por vía aérea a Paysandú y desde allí se trasladaría por tierra a nuestra ciudad, acompañado del canciller uruguayo Cont. Enrique Iglesias y el Ministro del Interior, Antonio Marchesano.
Los presidentes se encontrarían en la esquina de 9 de Julio y Leguizamón, para dirigirse a la rectoría del Colegio Nacional; saludar a las “fuerzas vivas” de la ciudad y el departamento, en el patio; firmarían las actas protocolares en el Salón Alejo J. Peyret y luego subirían al balcón de la esquina de 9 de Julio y Urquiza, para desde esa privilegiada altura dirigirse al público.

Los discursos
Todo se desarrolló como se había previsto y pasada las 12,00 emergieron las figuras de Alfonsín y “el cejudo” Sanguinetti. Primero Alfonsin leyó un elaborado discurso, incursionando en la historia y destacando la figura de Urquiza: “Aquí el pasado nos convoca al futuro, porque aquí vive y reina el espíritu de quien fuera uno de los mas grandes estadistas que tuvo nuestra Patria, el General Justo José de Urquiza. El fue un hombre de fundaciones y esta fue la ciudad testigo de sus pasiones, de sus sueños y realizaciones… Urquiza corporizó el tránsito de los pueblos del interior, que comenzaron respetando al organizador para terminar coronando esta ingeniería política con el respeto a la organización que él legara a los argentinos. El tuvo la visión de construir otro tiempo.”
Luego, el motivo de la visita: “Durante largos años, aquí en nuestra región y en nuestro país se habló de integración, pero no se hizo. Estaba claro que existía un proyecto que coincidía con las ideas bolivarianas y sanmartinianas; una gran idea que careció de las necesarias transiciones que partían de las divisiones y para llegar a la unidad, faltó la estrategia del tránsito.” Para finalizar diciendo “Estamos avanzando en la integración y al hacerlo así señalamos el diseño global de la unidad latinoamericana para que esta obra se concrete y se proyecte, y si es necesario que la ideas de unidad encarne en toda la sociedad. La fórmula es no caer en el quietismo crítico, sino en convocar sueños y hacerlos realidad.”

“¡Un momento, no he terminado!”
El presidente apartó las hojas que leía y cuando el locutor oficial se aprestaba a anunciar la palabra del mandatario uruguayo, Alfonsín, con gesto enérgico expresó la frase del subtítulo. Improvisó entonces un discurso que deleitó a sus simpatizantes; habló con el tono y energía que usaba en los actos partidarios; destacó las políticas sociales que se estaban llevando a cabo, entre ellas “el Plan Alimentario Nacional, el Seguro de Salud, el Fondo de Medicamentos, los comedores escolares, los comedores infantiles, siempre dando mas al que menos tiene.” Reclamó “creer en si mismo y creer en su Patria, pero no ponerse a llorar o hacer el velorio absurdo de lo que no fue, que hagan la propaganda que quieran, porque es legítimo en el marco de la democracia, pero que no nos tiren del saco, que no le quiten la esperanza al pueblo que está luchando…” Desde la calle la respuesta fue “¡Alfonsín, Alfonsín, Alfonsín!”

Sanguinetti
El presidente oriental ratificó el compromiso de integración argentino-uruguaya como “una voluntad política” basada en un una historia común, asegurando que no nos van a dividir los egoísmos y ambiciones. Aludió a la fundación del Colegio “del que salieron presidentes, poetas y hombres del pensamiento de ambas naciones, como Eduardo Wilde, Olegario Víctor Andrade, Julio Roca y tantos otros. Del renunciamiento de Urquiza, del renunciamiento de Entre Ríos, nació la unidad argentina forjada en la paz.”
Al Concejo Deliberante y al Palacio
Terminado el acto el Dr. Alfonsín se dirigió a la sede municipal saludando a los concejales a quienes reconoció “la labor que realizan, siempre pido saludarlos, porque aquí se da la síntesis de los valores que necesitamos para vivir cabalmente la democracia. Aquí se puede simbolizar todo lo que es la convivencia, la paz, el diálogo, la voluntad de participar entre los argentinos, no solo lo hacen al servicio de su ciudad, sino al servicio de la Nación, porque están consolidando los valores de la República.”
Inmediatamente partiría hacia el Palacio San José donde se realizaría el almuerzo.-