El telegrama

Durante la madrugada de ayer cayeron piedras en Concepción del Uruguay, algo que de pronto me obligó a vivir una situación curiosa y particular. Cuando el reloj marcaba la una de la mañana, desde el cielo empezaron a caer piedras de granizo y prendió las alarmas de todos los que manejábamos nuestros vehículos. En mi caso estaba cerca de la estación de servicio que está frente a la terminal y ante la situación, una gran cantidad de autos ingresaron al lugar de manera desordenada y repentina. Los playeros no pudieron contra la desesperación general.
Rubén Pérez