El telegrama

El comercio minorista de la ciudad está herido de muerte y sigue a la deriva, sin ningún espacio que le brinde una mano para intentar salir adelante. Esto se traduce en gran cantidad de locales vacíos y la proliferación de pequeñas financieras que suelen asomar en etapa de crisis. Lamentablemente nadie hace nada con las personas que venden desde sus hogares y no pagan impuestos ¿Para qué hacer algo, si total después le cobran el comerciante que día a día abre la puerta de su local? Esperemos que alguien recoja este guante y atienda al sector comercial.

Florencia Arce