Las calles de la ciudad están cada vez más peligrosas y no precisamente por los robos, lo que atemoriza a la población son la cantidad de perros de raza agresiva que andan sueltos como si nada. Desde hace un tiempo, con la intención de aparentar virilidad, muchos jóvenes se pasean por el centro con perros como por ejemplo el dogo argentino. Lo hacen sin ninguna medida y con la correa desabrochada. Estos perros son capaces de originar una tragedia, pero los dueños parecen gozar cuando cruzan cerca de una persona débil (niños o personas mayores).
Graciela Almagro