Muchas veces los padres solemos cargar las tintas contra el comportamiento infantil de algunos docentes, ya sea por conocimiento de causa o por esa especie de ideario colectivo que apunta a desprestigiar a los educadores. Pese a esto, nunca recaemos en el comportamiento de algunos padres, que al iniciar los ciclos lectivos suelen estar más pendientes de “armarles” el aula con amiguitos a sus hijos, con cuanta iniciativa o influencia puedan emplear. Esto no hace más débiles a sus hijos, que parecieran no ser capaces de entablar nuevas amistades.
Ezequiel Gradizuela