Es impresionante como se dejó de cuidar el cementerio local durante el último año, seguramente debido a complicaciones por la pandemia, como viene ocurriendo en todos los trabajos del mundo. El punto es que hay un objeto muy valorado o buscado por los vándalos que ingresan de noche. Parece ser que los floreros están de moda entre los delincuentes y quienes se dedican a comprar objetos robados. No puede ser que uno llegue a rendir homenaje a un familiar y la bronca sea ver que la tumba fue robada. Todo por un florero.
Lourdes Solís