El telegrama

No puedo reconocer el intento por reflotar el banco Pelay, pero es evidente que la inversión que se vino realizando hasta el momento no alcanza para brindar servicios a la altura de lo que debería brindarse a un turista. Baños muy pequeños y precarios, puntos de venta o cantinas con música excesivamente elevada que molesta más que atraer clientes y una playa muy desmejorada conspiran para que esta zona sea elegida por alguien para pasar un buen momento en familia. Si los recursos se los lleva la Isla del Puerto, deberían privatizar este destino histórico.

Aldo Aguirre