Una vez más lo que era sumamente importante para unos se convirtió en una reunión de muchas personas en el centro de plaza Ramírez, poniendo en jaque la salud de todos. Antes que me maten, quiero decir que esperando ansioso la ley que regule el aborto legal, debido a que es una necesidad que sólo una legión de fanáticos religioso se puede oponer. No podemos estar haciendo cualquier cosa en medio de una pandemia mundial. Colocar un televisor en la plaza para festejar lo que a sabiendas se estaba por aprobar, fue por lo menos desprolijo.
Marcelo Almirón