El telegrama

Muchas veredas de la ciudad se han convertido con el paso del tiempo en verdaderas trampas para personas mayores, niños inquietos y ciudadanos con alguna discapacidad motriz. Baldosas flojas, otras que no están y veredas explotadas que son cubiertas por vegetación en inmediaciones de viviendas abandonadas. Esto pasa en la zona céntrica, ya que al alejarse no más de 20 cuadras de la plaza Ramírez, en muchas oportunidades directamente no hay veredas, ya que son tomadas por muchos vecinos como parte de su vivienda.

Ariana López