El hastío

Por Juan Martín Garay (*)

Hay una sensación general de cansancio y hastío que anida en el seno social. La constante puja política de cierta dirigencia por la afanosa búsqueda personal y sectorial de poder lo profundiza cada vez más. La crisis de representatividad no resuelta implica que el sano arte de “la política” -bien entendida como tal- se haya dejado impregnar en el último tiempo por un sinnúmero de hechos y gestos que nada ayudan a desandar el camino iniciado. Claramente, la situación en la que nos encontramos no resulta un designio fruto del azar pues se ha hecho lo necesario para llegar a esto. Todo gracias a quienes egoístamente decidieron marcar distancia de la gente, sólo para construir poder políticamente con el objetivo de resolver los problemas políticos de la política.

¡Qué noche llena de hastío y de frío! / El viento trae un extraño lamento / ¡Parece un pozo de sombras la noche / Y yo en la sombra camino muy lento! / Mientras tanto la garúa / Se acentúa / Con sus púas / En mi corazón… (“Garúa”, tango cuya letra pertenece a Enrique Cadícamo).

Desconfianza 

La desconfianza que generan quienes entienden a la polémica como la única manera de “hacer política”, trunca la construcción de ciudadanía. Esto hace que se distorsionen las tomas de decisiones democráticas necesarias para el desarrollo sostenible y todo lo que eso conlleva. Esta desconfianza surge porque algunos protagonistas de ciertas instituciones (que las conducen circunstancialmente, por cierto) han venido siendo resistentes a los cambios que se reclaman en voz alta, en voz baja y también desde el subconsciente y no se dice, como bien expresa Don Arturo Jauretche.

Jaime Durán Barba con gran claridad hace un análisis sintético, político y sociológico de esta esfera de la realidad actual ante el tiempo electoral que se aproxima: “Los electores se preguntan si los políticos solo se interesan por sus intereses y los defectos de sus adversarios, o tendrán algún espacio para los temas y los problemas de la gente. Cuando se produce un enfrentamiento salvaje entre los miembros de un mismo grupo, el resultado es más grave. Pueden disputar una candidatura, pero deberían tener límites. Somos un país excepcional. En cualquier otro lado les habrían cancelado poniéndoles las cajas como sombrero. Se ha constatado que en la mayor parte de los casos la gente quiere votar por quien menos se parezca a los dirigentes tradicionales, sin importar sus propuestas. Los electores están cansados del solipsismo de los políticos. Cuando analizamos el espacio que tiene la polémica y el insulto a los adversarios, vemos que en muchos discursos el mundo se reduce a sus intereses, complejos e inseguridades”.

Confianza 

De la mano de acciones que se presenten como la necesaria convergencia que permita ordenar el conflicto social, económico y político en este tiempo apático, es necesario darnos una nueva oportunidad para todos, generando mayor confianza como sano pretexto para alcanzar ese fin. Si hay algo que indefectiblemente se construye de arriba hacia abajo son los pozos, pero en rigor de verdad no es lo único, la confianza también, porque esta “no se compra en un bazar”, se materializa con gestos, ejemplos claros, concretos y sobre todo con hechos, no sólo palabras.

Algo muy importante que no debe ser dejado a un lado es la educación, pues ésta sigue siendo el eje central, no sólo como oportunidad de liberación del ser humano, sino entendida como base para generar confianza, pues de haber personas con mayores niveles educativos éstas podrían tener un mejor discernir. Si asumimos realmente y sin demagogia la necesidad de ser Nación -sostenida en la construcción colectiva- la tarea del conjunto y para cada uno será indefectiblemente la de construir confianza, algo nada fácil pero que se presenta como todo un gran desafío. Factor clave para la cohesión social y el crecimiento con desarrollo e inclusión.

Optimismo

Pero no todo es pesimismo, ante los hechos y acciones que ponen distancia de la gente, existen políticamente ciertos “oasis en el desierto”. Hay ejemplos dirigenciales que van surgiendo en el camino cuál salmón, “contra la corriente”, o como decía Don Amílcar Brusa “soplando contra el viento”. A esa dirigencia es la que hay que apuntalar y acompañar para avanzar hacia el tercer ciclo de construcción política en esta joven democracia ininterrumpida (ciclos que suelen durar entre 5 o 6 períodos cuatrienales y de los cuales ya se encuentra presto a finalizar el segundo de ellos). Con esto me refiero exclusivamente al aspecto local y con proyección política provincial en el tiempo por delante.

Volviendo al punto, ante el clima dominante de época, con un fuerte hastío social y con la clara intención producida como reacción sostenida en la idea de castigar electoralmente a una gran parte de la dirigencia, pensemos en aquello que verdaderamente debe importarnos insistentemente, la gente, por eso una mayor cercanía o menor distancia (según sea la óptica) es lo más aconsejable para afrontar este tiempo y el que viene.

El apuntalamiento a esa dirigencia que dice presente y alza la mano con gestión, hechos y no sólo palabras (respaldada demostrativamente con encuestas serias), debe serlo en función de la lucha permanente por la resolución de los verdaderos problemas de la gente. Por eso, mano a mano con el pueblo, en búsqueda de su felicidad y desde esta nueva dirigencia que asoma responsablemente con el acompañamiento -además- de quienes han hecho las cosas bien en sus propias trayectorias políticas (y que cuentan con el respaldo real de gran parte de los ciudadanos de a pie), vayamos juntos y para adelante por la construcción de un nuevo destino histórico, avancemos hacia un próximo ciclo que nos tenga ahora como protagonistas.

(*) Secretario de Gobierno de la Municipalidad de Concepción del Uruguay desde el 2019. Presidente de Bloque Concejales del PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.