▌Muchos protagonistas de aquel plantel se prestaron al diálogo con La Calle para contar su experiencia personal y grupal.
Trabajaban, entrenaban, jugaban, muchos de ellos eran padres y dejaban la vida en cada cancha que les tocaba entrar. El recuerdo de los jugadores de aquel Lobo de 1996.
Guillermo Montalbetti
“Recuerdo un grupo espectacular, muy arraigado al trabajo, al sacrificio, porque muchos de nosotros trabajábamos. De mucho entrenamiento, de aventurarnos a una empresa donde muchos de nosotros no conocíamos nada de otros lugares, lo cual me incluyo. De conocer muchos escenarios históricos en el fútbol argentino, de interminables viajes, de infinitas anécdotas dentro y fuera de la cancha, adentro de un colectivo. En lugares donde parábamos, de pasar peripecias quizás en los viajes, pero todo hecho de una manera muy humilde y disfrutándolo. De un equipo que salió a jugar siempre en todos los lugares donde nos tocó presentarnos, tanto de visitante como de local, con la simple consigna de conseguir la victoria. En algunos casos lo logramos y en otros no, por supuesto, pero siempre con la frente bien alta. Con viajes de regreso duros, interminable, principalmente porque perdíamos en algunos casos y porque teníamos que volver a trabajar (risas) en lo particular. Y bueno, doloroso en un momento cuando tuvimos que perder la clasificación en Antoniana, y después la oportunidad que se presentó con el ascenso a la plaza de Entre Ríos con Patronato, donde creo yo que fue el pico máximo -por lo menos para mí-, no solamente por haber hecho el gol sino por lo que estaba viviendo personalmente por el nacimiento de Iván y principalmente por llegar a un lugar donde muchos anhelábamos, y conseguir el objetivo que nos habíamos planteado en su momento.
Creo que eso fue tocar el cielo con las manos. Porque después nos tocó otro ascenso y ser campeones argentinos, que no es mucho menos haber ganado el Torneo Argentino A y tener el derecho de ascender a la B Nacional en el 97/98. Pero me quedo con eso: grandes personas, grandes jugadores de fútbol, que siempre tiraban para adelante, de tener muchas falencias como creo que los tienen mucho a la hora de entrenar, faltantes, pero siempre con humildad, siempre con ganas, siempre con ese apego al sentido de pertenencia de la camiseta. Principalmente yo porque nací en el Club y dejando prácticamente la vida familiar y personal en todo esto, pero con gusto porque nunca me costó y no me arrepiento de nada. Y creo que a muchos de nosotros nos pasó lo mismo así que siempre llevando la camiseta de Gimnasia principalmente en cualquier parte del país y después la de Concepción del Uruguay, creo que dignamente hemos representado a nuestra institución, yo estoy orgulloso de eso, y le voy a estar agradecido hasta el día que me muera y creo que muchos de nosotros también. Creo que sirvió para que todos aquellos que están en el Club y están llegando tengan en claro lo que se consiguió en ese momento y mucho más antes de nosotros, gente que ha dejado muchas cosas en lo fútbolístico y lo dirigencial, gente que no se la nombra tanto pero es importante para el Club” contó el Yiyo, dejando en claro su pasión por Gimnasia y lo hermoso de lo vivido en aquel entonces dentro y fuera de la cancha.
Sergio Niveiro
Fue una emoción muy gran de haber logrado el ascenso a la Primera B Nacional con aquel equipo de Gimnasia y Esgrima. Si bien no tuve una buena temporada por diferentes motivos en lo futbolístico, para mí fue una gran alegría. Porque además de lograr el primer ascenso para el club, fue ante el clásico rival, Patronato de Paraná.
Además coseche buenos amigos durante el año que estuve en Concepción del Uruguay, que perduran en el tiempo, pese a que nos vemos pocos. Pero siempre estamos conectados por las redes sociales.
Me hubiese gustado seguir jugando en Gimnasia y Esgrima porque me había encariñado con el club y la ciudad. Pero el técnico no me tuvo en cuenta y me tuve que ir. Finalice mi carrera futbolística en Oberá, Misiones.
He vuelto algunas veces de vacaciones con mi familia y me he encontrado con algunos amigos”, concluyó señalando Niveiro.
Marcelo Benítez
Sin dudas para mí fue el mejor momento que he pasado. En Gimnasia pasé los mejores años de mi vida en el fútbol y eso que tuve la fortuna de jugar en Racing y en Godoy Cruz. Pero sin embargo jamás encontré un grupo tan unido y tan compenetrado con un objetivo como fue ese Gimnasia del primer ascenso. Era un grupo donde el 90 por ciento era de Concepción del Uruguay y el resto, como era mi caso, éramos de localidades vecinas. Estaba yo de Colón, e Cabezón Monge que venía de Tala, se habían sumado de Concordia el Manco, Cucú Álvez, pero era un grupo espectacular, donde éramos muy, muy unidos. Sin lugar a dudas un grandísimo el del recordado Gata Telis, un crack, una persona que tenía un ojo clínico para jugadores y posiciones y el manejo del grupo. Porque imponía autoridad sin levantar la voz y era una excelente persona, un gran técnico y en mi caso puntual eternamente agradecido a la oportunidad que me dio él, como el doctor Lauritto que fue el mentor de mi llegada a Gimnasia, de haber pasado esos años tan lindos en esa institución.
Era un grupo que tenía como baluartes a Jorge Herrera en el arco, al Nono Díaz e indudablemente el mejor jugador que he visto en mi carrera en los más de veinte años que he jugado, como fue el Noni Alba. Más allá de eso era un grupo bárbaro porque estaban Nico Alba, Oscar Perrón, un amigazo, el Cabezón Monge, Ronaldo Da Silva, Hernán Orcellet, Juan Núñez, Yiyo Montalbetti, el Tachi Ugón, se me escapan algunos nombres.
Era un grupo espectacular, hicimos un campañón cuando muy pocos lo pensaban. Esa campaña fue de 44 partidos y creo que jugué 42 y los únicos que no jugué fue porque estuve suspendido. Fuimos pasando varias fases, era un excelente torneo, con mucho nivel. Con todo respeto a lo de ahora el Argentino A deja mucho que desear con respecto al nivel, porque era muy competitivo, con equipos muy fuertes y fuimos sorteando fases hasta llegar a esa instancia final con Juventud Antoniana de Salta. Recuerdo que fue nuestro primer viaje en avión para muchos. Viajamos en el avión de Laer, de la Gobernación entrerriana, un avión muy chiquito, donde fuimos los titulares y los suplentes, y la utilería y demás fueron en una traffic. Un gran partido acá en el Núñez, siempre a cancha llena, un recuerdo hermoso el apoyo de la gente. El 95% teníamos un trabajo paralelo. En mi caso yo trabajaba en ese entonces en la Terminal de Concepción del Uruguay, y sentía el afecto de la gente, el apoyo. Me acuerdo que éramos muy humildes en relación a los demás equipos. En mi caso iba a entrenar en bicicleta y muchos iban a pie o los llevaba otro. Pero era un grupo que estaba concientizado del objetivo que hacía que la cancha reventara, el aliento increíble e hicimos una campaña sensacional donde terminamos empatando en Gimnasia y perdemos 3 a 2 en un partido donde nos mandaron de cabeza en Salta. Donde incluso todas las condiciones adversas, la policía con ellos, entró un cura de Salta a bendecirnos previo al inicio del partido y perdimos pero tuvimos la oportunidad más que merecida. Porque merecíamos ascender, de jugar esa reválida con Patronato, donde ganamos los dos partidos 2 a 1. Lo que recuerdo claramente era cuando volvimos desde Salta, era impresionante desde la ruta 14 hasta el monumento hasta la plaza, lleno de gente. Una multitud para recibirnos y habíamos perdido. Llorábamos todos pero estábamos orgullosos de cómo habíamos representado a la ciudad.
Ascender con ese equipo para mí fue algo sensacional. Un grandísimo recuerdo. Nos encontramos hace unos años cuando se realizó la fiesta del deporte y me reencontré con todos. Tengo contacto con unos cuantos pero para mí fue época increíble donde había otro fútbol, otro compañerismo y donde más allá del dinero había otros valores y donde sin dudas dejamos la piel por el Lobo querido. Orgullo de haber pertenecido y ser parte de la historia de Gimnasia.
Quiero mencionar también en ese grupo al profe Galcerán, que era un fenómeno como profesional. A Mate Rodríguez en la utilería, un tipo excepcional, divertido, armador de grupos y a los hermanos Herrera, a los padres de Jorge y Carletti, que siempre estaban. Un corazón enorme por Gimnasia. Los recuerdo y me emociono porque fue una época increíble.
Jorge “Nono” Díaz
“Soy malo para los recuerdos, pero en ese entonces iba a veces con Mauro a las prácticas y me acuerdo que jugaba a la pelota con Manuel que siempre supo llevar el grupo adelante. Yo tenía una muy buena relación en el Zurdo Miró”.
Respecto al partido de vuelta, el Nono recuerda haberlo visto desde la platea junto a su señora. Aquella tarde gloriosa para el Lobo, decía lo siguiente para La Calle: “Me dolió no haber estado porque esta fue una campaña muy larga y en las anteriores siempre quedamos afuera. De todas maneras estoy contento porque los que te reemplazan se brindan entero para lograr este objetivo”.
Juan Monge
“No soy muy bueno con las fechas a lo largo de mi carrera, tengo un montón de carpetas con recortes de donde he jugado que me ayudan. De esos partidos me acuerdo que habíamos perdido en Salta por una clasificación a semi final o final de ese año. Pasó Juventud Antoniana y definía con Cipolleti, en un partido que terminó ascendiendo Juventud con un escándalo después.
Salió la posibilidad de jugar por el ascenso y recuerdo que estuvimos como un mes y medio entrenando sin saber si esa final la íbamos a jugar o no. Había posibilidades de que la juegue un equipo de Concordia o se hablaba de que le iban a dar el ascenso directamente a Patronato de Paraná. Yo venía de jugar en el Deportivo Urdinarrain, era joven y había tenido un paso previo por Gimnasia anteriormente en el 93´ para jugar un octogonal final y al otro año me vine definitivamente para jugar todo los torneos. Llegué al equipo de la Gata Tellis, había jugadores todos de la ciudad más tres refuerzos como el Manco Godoy, Mario Sánchez y yo. Se armó un grupo muy lindo, éramos todos conocidos;un grupo de jugadores grandes de los históricos del club y nosotros que nos acoplamos
rápidamente. Nos entendíamos bárbaro, jugábamos de memoria prácticamente. Fue un plantel de hombres porque íbamos a cada lugar y a cada cancha que había que estar preparado para jugar. Muy diferente a lo que es el fútbol ahora o a un Torneo Argentino. Nosotros viajábamos en el día, comíamos arriba del micro, pasar la noche en otro lugar era complicado. Pero me quedo con el esfuerzo porque el tiempo nos dio la recompensa.
Pudimos ascender y esos dos partidos con Patronato fueron tremendos de por si, por lo que significaba el clásico para nosotros los jugadores, para la gente de allá y de acá se vivía con mucha intensidad. Los dos partidos los ganamos 2 a 1, fuimos allá y ganamos ante un Patronato que tenía un gran plantel, fueron dos partidos a morir. Tenía 23 años y recuerdo que allá lo perdimos al “Nono” Díaz porque lo echaron y de la definición acá en el Núñez me acuerdo que la cancha explotaba de gente pero estábamos preparados para eso, nos gustaba ese desafío para poder jugar. Ascendimos y eso fue un cambio muy grande para Gimnasia mas allá de que jugamos un solo año el Nacional B porque descendimos y al otro año volvimos a ascender. Fue lindo para el club, para la ciudad porque vinieron las etapas lindas.
El mejor recuerdo es que se pudo armar un gran plantel con gente de la ciudad o de la zona. Estábamos a muerte con el club, nos identificábamos mucho con la camiseta, eso fue clave, un aporte fundamental para llegar al objetivo. Nos bancábamos cualquier cosa que pasara en el club, queríamos jugar al fútbol y si se podía, ascender”.
Hernán Orcellet
“Ese ascenso tuvo condimentos que lo hicieron especial, único y tal vez irrepetible, porque significó un salto de calidad, porque fue ganado con total autoridad en Paraná y en el Núñez ante tu rival de siempre y además fue con ´los nuestros´. Quizás el último de los planteles con sentido de pertenencia del club”.
Ronaldo Da Silva
Finalmente el brasilero Ronaldo recordó la anécdota del penal y otras de aquellas camadas de jugadores: “En Gimnasia el pateador de penales era el Noni y a falta del Noni era el Nono, pero estaba echado. Después ya iban Yiyo, Nico Alba, el Zurdo Miró. Yo podía patear un corner o tiro libre desde el costado, pero los penales no eran lo mío. Ya bastante desastre hacía dentro del área (risas). En Paraná ganamos 2 a 1 con goles del Noni de penal y tiro libre y lo echaron al Nono y a Comas.
Acá cuando me hacen el penal el Noni ya estaba echado y por jerarquía seguían Yiyo y Nico Alba, que hacía con el dedito que no, la cancha explotaba por supuesto. Y agarro la pelotay se la llevo a Yiyo y me dice: ´no, patealo vos, patealo vos´. Entonces agarro la pelota de caradura, la acomodé y falataban siete u ocho minutos. No tenía nunguna lesión, estaba mejor que nunca. Cuando veo que Jatib se tira para un lado, yo la tiro no tanto al costado y en vez de salir a bailar me tiró cuando quise arrancar para correr y quedó esta famosa renguera.
Lo importante es que ganamos 2 a 1 y pudimos festejar. Pero de esa campaña por ejemplo la mayoría éramos de acá: yo hacía tres años que estaba, Juan Núñez dos años, de afuera venían el Tati Rojas que volvía, Niveiro, Chicharra Bordet, el Manco Godoy, Cucú Alvez de Concordia que siempre venían con nosotros o Juan Monge que ya estaba con nosotros.
El armado siempre era de la Gata con el Pato y nosotros porque nos consultaban porque con Jorge y el Nono veíamos los jugadores y sabíamos quién era cada uno. Ese año perdimos en semifinales con Juventud Antoniana en lo que fue el primer partido televisado para acá, Concepción del Uruguay, que jugamos a las 11 de la mañana y en la última jugada el Nono cabeceó y picó la pelota dos veces en el travesaño.
Pero hay muchas anécdotas, las del avión de la provincia, de Laer, que era para 19 asientos y viajaban los 16 jugadores, el técnico, el preparador físico y el médico, así que los utileros Mate y Julio Herrera no viajaban, así que para ellos era un dolor tremendo. Entonces cuando llegamos a Gualeguaychú lo llamamos a Mate y le dijimos que se tape con los bolsos que lo llevábamos. Se metió y lo tapamos y cuando saludaban todos la Gata se da cuenta y nos empezamos a reir y lo encontraron. Los pilotos se reían porque era imposible viajar en ese lugar. Éramos un grupo de amigos que estábamos para cualquier batalla.