El film que llegó hace 50 años a Cannes, pese a la censura de la dictadura

Alianza para el progreso, la ópera prima del muy joven Julio Ludueña logró exhibirse por primera vez en 1972 en una sala del festival que ya, por entonces, era el más importante del mundo, mientras en Argentina seguía perseguida por el Ente de Calificación Cinematográfica.

En mayo de 1972, un año antes del retorno a la democracia, es decir hace ya medio siglo, el director Julio Ludueña logró lo que parecía un imposible: presentar en el Festival de Cannes su película Alianza para el progreso, que, recurriendo a un lenguaje poco habitual en el cine argentino previo a la fugaz primavera política que se estaba prologando, mostraba aquel presente tal como era interpretada por la intelectualidad local del llamado séptimo arte.
Para su debut en el largometraje, Ludueña convocó a Lorenzo Quinteros, Roberto Carnaghi, Carlos del Burgo, Juana Droeven, Alicia Quintas, Zulema Zatone, Norberto Pagani, Lelio Leser, Mario Fogo, Héctor Malamud, Pachi Armas, Roberto Zamora, Roberto Ibáñez, Mónica Escudero, Mirna Nuner y Melita Battidoro, mientras que detrás de cámaras estuvieron Juan Carlos Ciravegna en la dirección de fotografía, Juan Carlos Lenardi en cámara y Bebe Kamin en el sonido. En aquellos tiempos y como ocurrió con muchas otras películas que no podían verse en salas por su contenido audaz o simplemente por la interpretación política de los censores de turno, se proyectaban en funciones furtivas, entre familiares o entre amigos en copias que generalmente eran en 16 mm., en improvisados microcines. En una de aquellas proyecciones, la Policía llegó hasta un departamento la calle en República de la India, frente al Jardín Zoológico porteño, donde se estaba exhibiendo el filme de Ludueña y detuvo al dueño de casa y a sus 30 espectadores, al operador de la proyección y a Alicia Quintas, actriz intérprete del personaje bautizado como Clase Media en la película. Lógicamente incautó la copia y el proyector Bell & Howell.
Por consejo del abogado Carlos Fayt (años más tarde juez y finalmente ministro de la Corte Suprema), que entonces asumió su defensa, Ludueña se profugó, pasando circunstancialmente a la clandestinidad y luego se presentó para ser detenido, interrogado y finalmente puesto en libertad. La justicia le inició dos procesos, uno por incitación a la violencia y otro por obscenidad y pornografía de los que terminó sobreseído mientras no hubiera exhibición pública de la película en la Argentina, sin embargo, en mayo de 1972 se estrenó en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes. Fue entonces que Hubertus Bernardus, Bals creador del Festival de Rotterdam, la incluyó en la primera edición se iniciaba un mes después. La televisión sueca, que entonces dirigía el maestro Ingmar Bergman, la compró, exhibió y produjo la siguiente película de Ludueña, La civilización está haciendo masa y no deja oír, una comedia musical con Valeria Lynch, Juan Bullrich, Lorenzo Quinteros y Edgardo Cozarinsky. Alianza para el progreso fue distribuida y estrenada comercialmente en los Estados Unidos, exhibiéndose meses en Nueva York, San Francisco y Berkeley, en pleno escándalo de Watergate.