Señor director:
Así como es impensable e ilógico esperar sentimientos y razones de un virus, los mismo ocurre con los seguidores de Cambiemos que solidariamente participan de una oposición vacía de contenido e ideas. Como ocurrió en el caso Vicentín, salieron a apoyar la fiesta de los negocios ilícitos de una empresa particular con préstamos bancarios irregulares con apoyatura en la lectura de la Nación y Clarín para convencerse del buen camino que le señalan su profundo odio y resentimiento.
Deliran con el sometimiento a creencias instaladas por los medios hegemónicos, pero no se rinden ante la evidencia de las políticas públicas que piensan al país como Nación.
Hay una cadena de aciertos de los funcionarios del Gobierno Nacional , en especial, la actuación del Ministro de Economía Martín Guzmán y su equipo para sentar las bases de una dificultosa recuperación económica y social. En lugar de ello, prefieren cuidar su cerebro no pensando por sí mismo o, en su caso, repitiendo frases huecas y sin sentido para adoptar el confort de la ignorancia o el menosprecio de los que defienden no los intereses de la minoría vende-patria o con destino de colonia, sino de las mayorías nacionales que aún sueñan con proyectar un país con objetivos.
La apoyatura sin ningún tipo de reservas de la gestión anterior, da a entender un comportamiento irracional y perverso. Los seguidores y defensores del neoliberalismo en su gran mayoría con personas que sólo persiguen el interés individual, ajenos a los intereses colectivos, solidarios, en la que su líder indiscutido es el ex presidente.
Con gran sabiduría y una sonrisa por momentos, observan como fluyen las noticias sobre expedientes de Autopistas del Sol, el Correo, parques eólicos, el blanqueo de capitales de familiares y amigos macristas, espionaje ilegal,Vicentín etc.,etc.,esgrimiendo argumentos justificativos psicóticos o endilgándoselos a la infinita capacidad de armado de causas del Oficialismo lo cual no se le hubiese ocurrido al escritor de ciencia ficción más destacado del planeta..
Aldo O.Savina