Charlie Watts, el apacible baterista de Los Rolling Stones, único miembro original junto a Mick Jagger y Keith Richards en la actual formación, cumple hoy 80 años, de los cuales 58 los vivió en el conjunto que lo convirtió en una estrella mundial, a pesar de que su pasión musical y su filosofía artística se asocian al jazz. En los 80, formó su propia agrupación, el músico tuvo a este género por sobre el rock como su principal fuente de inspiración, algo que subyace en las interpretaciones encaradas para el combo encabezado por Jagger y Richards.
La vida personal de Watts, marcada por la fidelidad a la esposa con la que se unió en los primeros años de los 60 y el gusto por la quietud hogareña, se ubica en las antípodas de la de un hedonista rockstar, como la que llevaron sus compañeros de grupo y también de la de una típica figura del jazz. Esto no impidió, sin embargo, que cayera en una fuerte adicción a la heroína y el alcohol a finales de los 70 y gran parte de los 80, pero, en su caso, fue más producto de demonios internos personales que un condimento a un alocado andar. El baterista es una figura clave en el engranaje de esa gran maquinaria rockera que es Los Rolling Stones, a partir de un sutil y único toque de tambor y una fuerte pero serena personalidad.