Fue una especie de apuesta del entrenador Lionel Scaloni que se convirtió en una pieza clave a puro baile, locura y atajadas que valieron la histórica conquista.
Por Federico Giannetti
Emiliano «Dibu» Martínez fue una de las figuras de la Selección argentina en el Mundial de Qatar 2022 y uno de los grandes responsables de haber alcanzado la gloria en la máxima cita del fútbol, a puro baile, locura y atajadas que valieron la histórica conquista.
El arquero logró convertirse en una pieza clave de la Selección y se adueñó del arco antes de lograr la consagración en la Copa América, con una actuación que marcó un quiebre en su carrera, con show incluido, frente a Colombia en los penales.
«Dibu» fue una especie de apuesta del entrenador Lionel Scaloni, aunque por su desempeño en el fútbol europeo ya había conseguido que su nombre resonara en la Argentina, que buscaba un arquero que se afianzara bajo los tres palos con la determinación que lo hizo el ex Independiente.
Surgido de las Juveniles del elenco de Avellaneda, Martínez fue vendido al Arsenal de Inglaterra a cambio de 650 mil euros con solo 17 años y sin haber debutado en Primera División.
«Yo lo llevé a Inglaterra y estuvimos 10 días haciendo la evaluación. No le extrañó el trabajo porque era el mismo que hacíamos acá. Lo aprobaron enseguida», recordó alguna vez su formador en el «Rojo», Miguel Ángel «Pepé» Santoro, quien reconoció haberse emocionado hasta las lágrimas al verlo alzar la Copa del Mundo.
En el verano europeo de 2020, el hoy héroe del seleccionado albiceleste pasó del Arsenal al Aston Villa, donde obtuvo los minutos que necesitaba para destacarse y llegar al arco argentino.
La tanda de penales frente a Colombia en semifinales de la Copa América 2021 fue un antes y un después para el «Dibu», que le agregó un plus a su formidable rendimiento y se terminó de ganar el corazón de los hinchas, mientras que lo hecho en Qatar directamente lo eyectó hacia la historia grande de la Selección.
Tras un debut inesperado, con derrota por 2 a 1 con Arabia Saudita, «Dibu» se repuso y sostuvo la valla invicta con México y Polonia.
En octavos con Australia, el arquero hizo una de las suyas: una atajada sobre el final mantuvo al equipo al frente en el marcador y lo llevó a cuartos de final. Con diferencias, fue un espejismo de lo que volvería a pasar días más tarde.
En cuartos llegó el duro duelo con Países Bajos, en el que Martínez desató su locura otra vez en la tanda de penales, bailó, provocó a los rivales y contuvo dos remates para que Argentina alcanzara las semifinales con Croacia, donde tuvo un respiro y poco trabajo.
Pero llegó la final ante Francia, un dramático encuentro que estuvo a punto de escaparse en el último suspiro del alargue: nuevamente se quedó con la última pelota del partido y después, desde los doce pasos, volvió a atajar un penal y a robarse todos los flashes en una jornada repleta de figuras.
Martínez fue un elegido por Scaloni, que confió en él y, además de hacerlo con su nivel en el arco, el arquero se lo retribuyó con elogios en cada nota que dio en el último año y medio.
«A mí Scaloni no me sorprendió. Muchos dicen que se necesita experiencia, pero si uno es bueno, es bueno. No muchos técnicos en el mundo pueden crear un grupo como hizo él», aseveró el ex futbolista del «Rojo».
Juntos superaron las miradas de reojo y se subieron a lo más alto del fútbol. Caminaron hacia la gloria con perfiles sumamente diferentes. La templanza y la locura, unidas por un sueño. Scaloni supo ver que «Dibu» nació para ser el arquero de la Selección argentina. Y no se equivocó.