El expresidente y actual senador Carlos Saúl Menem falleció este domingo a los 90 años en el sanatorio Los Arcos, de la ciudad de Buenos Aires, donde había ingresado por una infección urinaria, confirmaron allegados a la familia del exmandatario riojano.
Carlos Saúl Menem fue una figura central en la joven democracia argentina que, pese a su condición peronista, gobernó el país durante más de una década con un fuerte sesgo neoliberal plasmado en profundas reformas políticas, económicas, sociales y culturales que constituyeron la antesala de la aguda crisis desatada en el 2001, bajo el mandato del radical Fernando de la Rúa.
Menem falleció ayer de mañana a los 90 años en el porteño Sanatorio Los Arcos, donde se encontraba internado debido a una infección urinaria, confirmó su exposa Zulema Yoma. El senador riojano venía atravesando complicaciones de salud: primero estuvo internado en el Instituto del Diagnóstico y Tratamiento a raíz de una neumonía bilateral y hace algunas semanas debió ser internado por una infección urinario.
El caudillo riojano devolvió el poder al peronismo en 1989 y fue la persona que por más tiempo encabezó el Poder Ejecutivo sin interrupciones en la historia del país, tras haber sellado en 1994 el “Pacto de Olivos” con Raúl Alfonsín, el primer presidente democrático tras la dictadura cívico-militar impuesta en 1976.
Cómo es el velatorio
El expresidente Carlos Menem es velado desde anoche en el Salón Azul del Senado de la Nación, adonde puede ingresar el público para dar su adiós al exmandatario.
El cuerpo del senador riojano, quien falleció a los 90 años, fue llevado al Palacio Legislativo, tal lo dispuesto por su hija Zulema Menem, su exesposa Zulema Yoma y otros familiares.
Las fuentes oficiales precisaron que “la capilla ardiente comenzará a las 20 horas y el público deberá ingresar por la explanada del Palacio, en la avenida Rivadavia y Entre Ríos”.
La familia decidió además no permitir acceso a la prensa, y solo habrá transmisión institucional por Senado TV y su canal de YouTube y se contará con el servicio de fotografía de la Cámara alta.
Desde Presidencia del Nación decretaron tres días de duelo. “Con profundo pesar supe de la muerte de Carlos Saúl Menem. Siempre elegido en democracia, fue gobernador de La Rioja, Presidente de la Nación y Senador nacional”, expresó Alberto Fernández en Twitter.
Sus causas judiciales
La gestión de más diez años de gobierno de Carlos Saúl Menem derivó en una serie de denuncias y resonantes investigaciones judiciales, aunque en la mayoría de las causas el exmandatario no llegó a recibir condenas.
La venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia, por la que pasó una breve temporada detenido, la explosión de la fábrica militar de Río Tercero y las supuestas coimas negociadas en el plan de privatizaciones fueron otros de los problemas que se acumularon en los tribunales.
Si bien tuvo muchas denuncias en su contra, Menem solo fue condenado por el pago de sobresueldos a funcionarios de su gobierno y por la venta del predio de Palermo a la Sociedad Rural, en 1991, mientras que en el caso de la explosión de Rio Tercero aún estaba pendiente un fallo de la Corte sobre el inicio del juicio.
Menem fue absuelto en los juicios por la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia y por el encubrimiento por el atentado a la Amia.
La explosión en la fábrica militar de Río Tercero (Córdoba) en 1995, dejó siete muertos, centenares de heridos y una ciudad destruida.
Según la investigación judicial, el objetivo de la explosión fue ocultar el faltante de armas producto del envío ilegal a Ecuador y Croacia.
Durante su gestión se generaron también diversas denuncias por sobreprecios en las privatizaciones y pedidos de coimas en los procesos de licitaciones.
“Yo robo para la corona” fue la frase que en mayo de 1990 quedó en la historia atribuida al entonces jefe del bloque peronista, José Luis Manzano, que de esta forma se refirió a los pedidos de coimas que se realizaban a las empresas que buscaban ganar alguna licitación de las empresas públicas sometidas a privatización.
A fin de ese mismo año, la empresa estadounidense Swift-Armour dio a conocer que altos funcionarios del Gobierno nacional le habían pedido una coima para autorizar la instalación de una planta.
A pesar de su Corte de “mayoría automática”, la venida de Néstor Kirchner abrió el juego a nuevamente el control y condena del ex mandatario por los sobresueldos pagados a los funcionarios durante su gestión.
Las políticas menemistas
El expresidente Carlos Menem llevó adelante un plan neoliberal de reformas estructurales con apertura económica, desindustrialización, desregulación comercial, liberalización financiera y fragmentación de sectores asalariados que impactó en la estructura económica y social, a la vez que un fuerte incremento de los niveles de desocupación y pobreza.
Además del déficit comercial y fiscal, durante su gobierno aumentó el nivel de endeudamiento y se produjo una creciente concentración y centralización del ingreso.
A contramano de la «Revolución Productiva» y «Salariazo» que pregonó durante la campaña electoral de 1989, Menem -tras su asunción- dio un «giro de 180 grados» en relación a las tradicionales políticas del peronismo.
Las medidas profundizaron un proceso de desindustrialización de los sectores asalariados iniciado por el régimen militar; mientras la apertura comercial y financiera promovió un ingreso masivo de inversiones extranjeras y un proceso de importación que, junto al incremento de las tasas de interés, terminó generando un proceso de creciente desindustrialización.
Al mismo tiempo, con el pretexto de reducir costos y aumentar la productividad, las políticas de flexibilización laboral terminaron pauperizando a vastos contingentes sociales.
El proceso de privatización de las empresas públicas, iniciado en 1990 con Aerolíneas Argentinas y Entel, terminó promoviendo un crecimiento exponencial de los índices de desocupación, subocupación y pobreza.
Al mismo tiempo que las políticas de flexibilización perjudicaron a los trabajadores, y beneficiaban a las empresas, se implementaron medidas como la reducción de los aportes patronales y el establecimiento de aumentos salariales según productividad.
Entre 1991 y 1995 los efectos recesivos de las reformas fueron suavizados por el incremento del consumo y la estabilización que generó la Convertibilidad, el plan que Domingo Cavallo puso en marcha en abril de 1991 desde el Ministerio de Economía, que tuvo como principal eje el «uno a uno», la paridad entre el peso y el dólar.
A partir de 1995, con la denominada Crisis del Tequila -que lleva ese nombre porque se generó en México-, los indicadores económicos y sociales comenzaron a desplomarse a niveles récord.
Así, en mayo de 1995 la desocupación creció hasta 18,5% y se incrementó fuertemente el déficit fiscal y comercial.
Durante los primeros tiempos, el gobierno Menem no logró controlar la inflación -incluso soportó dos picos hiperinflacionarios- en medio de las gestiones que llevaron al frente del Ministerio de Economía Miguel Ángel Roig (con solo cinco días al frente del cargo debido a su súbito fallecimiento) y Néstor Rapanelli (ambos a partir de un acuerdo con el Grupo Bunge & Born.
Pero luego tomó la conducción del Palacio de Hacienda Antonio Ermán González, hasta que en 1991 asumió Cavallo y puso en marcha el Plan de Convertibilidad.
Para incentivar el ingreso de inversiones externas, el Gobierno se vio obligado a profundizar las políticas de privatización de empresas públicas, apertura comercial y financiera, desregulación y endeudamiento externo.
La Convertibilidad logró controlar la inflación pero a costa de la sobrevaluación cambiaria, que incentivó el ingreso masivo de inversiones e importaciones y fomentó expectativas favorables, además de un fuerte incremento del crédito para consumo que permitió reactivar la economía.
Los índices inflacionarios cayeron a niveles históricamente bajos, lo que redundó en beneficios sociales para los sectores más desprotegidos, mientras que el Producto Bruto Interno (PBI) creció a tasas de 8% promedio durante el período 1991-1995.
Por otra parte, el auge de consumo y la reducción de las tasas de interés permitió que sectores medios y medios-bajos tuvieran acceso al crédito para adquirir productos importados o viajar al exterior.
Aunque la estabilización monetaria y el auge del consumo lograron estabilizar la economía, sólo podían sostenerse a partir del ingreso de divisas del exterior; y, con las crisis del Tequila en 1994, la de Rusia en 1998 y la de Brasil en 1999, entró en crisis.
Para mantener la Convertibilidad, finalizadas las privatizaciones, el gobierno de Menem apeló al endeudamiento externo.