El arco político despidió a “Cacha” Almeida

María Emilia Almeida.

María Emilia Almeida fue una incansable luchadora por los derechos de las personas, activista social y alfonsinista, supo estar siempre al servicio de los que más necesitaban. Así sea trabajando en el recordado Despertar del Obrero de nuestra ciudad, como cobijando a jóvenes en su casa luego de largas noches de pegatina.
La Cacha era un símbolo para nuestra sociedad, pero su humildad hizo que pocas personas sepan lo importante que fue para que nuestra Concepción sea más solidaria.
Como mujer además supo estar sentada en tiempos difícil, de igual a igual con hombres y marcar su postura sin temerle a nada.
“Hasta siempre Cachita, y un abrazo solidario a quienes siguen sin dudas tus pasos, Milly Rey Morales, y Alfonsina Ardaiz.
Desde Socialismo Popular queremos homenajear a una gran mujer, a María Emilia, mejor conocida como Cacha”.
Almeida nació un 12 de septiembre de 1930. Hija de sindicalista panadero y Ama de Casa. Trabajó desde muy joven en la mítica panadería «El Despertar del Obrero». Militó el sindicato de empleado de comercio, desde allí defendió los derechos de la mujer trabajando en el departamento de la mujer y la creación de la Cooperativa La Obrera.
Al final de la dictadura (1977) fue detenida por Policía Federal. Torturada por el «moscardón verde» para que denunciará compañeros comunistas y radicales Alfonsinistas. Cruzó a Uruguay y Chile a decenas de familias en la última dictadura, de algunos guardaba cartas de agradecimiento y desde Suecia viajaban cada tanto a honrarla. Vale destacar que no quisieron ponerla en listados de detenidos y que no delató a ningún militante.
Compartió charlas con Alicia Moreau de Justo y trajo a Alfonsín a Concepción del Uruguay.
Amante de las artes, estudió cerámica con Artemio Alisio y en cuanto a la música lo tenía a Zitarrosa dentro de sus preferidos.
Vivió convencida que hay que educar con el ejemplo cuidando al otro y diciendo siempre que: «la anarquía no es indiferencia sino tener en cuenta que mis derechos terminan cuando empiezan los del otro.