El afecto de los gatos

A escala mundial, los gatos son más numerosos que los perros, pero tradicionalmente se ha estudiado mucho más la conducta social de los perros. En términos generales se considera que los gatos son más distantes y ariscos. Pero un estudio realizado en la Universidad de Oregón, publicado en la revista Current Biology, demuestra lo opuesto. Para estudiar hasta qué punto los gatos establecen vínculos afectivos con los seres humanos, utilizaron una prueba que se usa en perros pero también en personas, llamada Secure Base Test (Test de Unión Segura). La idea es simple. En el caso de las personas, se hace entrar un niño con su cuidador, en una habitación desconocida. Están juntos durante dos minutos para que el niño se acostumbre, y luego se hace salir el cuidador, también durante dos minutos. Se lo vuelve a hacer entrar y se observa la reacción del niño. El comportamiento de los niños se clasifica en dos grupos: los que tienen un sentimiento afectivo de unión seguro y los que lo tienen inseguro.
En el primer caso, cuando reencuentran el cuidador se acercan buscando su atención y, luego que la reciben, continúan explorando la habitación tranquilamente. Además se los nota relajados. Muestran seguridad hacia el cuidador y hacia ellos mismos.
En cambio, los que tienen un sentimiento de unión inseguro, cuando reencuentran el cuidador siguen estresados. Algunos se comportan evitándolo, y otros hacen todo lo contrario y le reclaman una atención excesiva, que no les permite continuar explorando el entorno. Todas las pruebas realizadas en niños indican que el 65% tiene sentimientos de unión segura.
En cuanto a los perros, un 58% se muestran seguros.
Para reproducir este test en gatos, se tomaron 70 gatitos de una madurez equivalente a niños de 3 años. Se analizó como se acercaban al cuidador cuando se reencontraban, cómo le rozaban el lomo en las piernas y cómo eran sus maullidos. Sus comportamientos fueron casi idénticos a los de los niños: el 64,3% tuvo un sentimiento afectivo de unión de tipo seguro.
Dicho de otro modo, nos parecemos más a los gatos.