Por Juan Martín Garay
«Cualquiera que sea la libertad por la que luchamos, debe ser una libertad basada en la igualdad. En efecto, no podemos encontrar la una sin la otra. La libertad es una condición que depende de la igualdad para realizarse”. (Judith Butler, filósofa).
Sin caer en el error de la generalización y comprendiendo también que ha habido diferentes manifestaciones positivas que podrían contradecir esta opinión, me permito expresar que las diversas intelectualidades de nuestro país no han sabido o no han podido tener la suficiente claridad para interpretar las claves de la manera de estar -bajo un sesgo de esclavitud- de quienes se encuentran en una condición de pobreza y exclusión. No ha habido coraje suficiente para afrontar desde una concepción integral, de desarrollo humano, con planificación y visión de futuro, un país que los incluya desde el conocimiento. Pues la educación se presenta siempre como (quizás la única) oportunidad de liberación del ser humano.
Por tal razón cada vez más se hace necesario comprender que el accidente del nacimiento (nadie elige donde nacer, en qué familia, ámbito o condición social) es eso, un accidente, una situación no planificada ni prevista por quien viene al mundo, que requiere de acciones por las que descubramos que nuestro futuro como Nación depende de la forma en que resolvamos la inserción en el mundo del conocimiento de todos los argentinos, sin excluidos ni marginados.
Haciendo un poco de historia, bueno es recordar que cuando cayó el Muro de Berlín y posteriormente el comunismo europeo, se generó una nueva situación política mundial. La nueva realidad de las economías occidentales desarrolladas, lanzadas a una fuerte renovación tecnológica de la mano de una agresiva transnacionalización de sus actividades, aceleró la gestión política de los procesos integrativos.
Economía con rostro humano
En el año 1991 el Papa Juan Pablo II dio a conocer la encíclica “Centésimus Annus”, con motivo de cumplirse 100 años de la encíclica “Rerum Novarum” (la misma que había sentado las bases de la doctrina social de la Iglesia Católica a fines del siglo XIX). El Papa, en ella, reflexionó lo siguiente: “¿Se puede decir que después del fracaso del comunismo, el sistema vencedor sea el capitalismo? Si por capitalismo se entiende un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con los medios de producción, de la libre creatividad humana en el sector de la economía, la respuesta es ciertamente positiva, aunque quizá sería más apropiado hablar de economía de empresa, de economía de mercado, o simplemente de economía libre. Pero, si por capitalismo se entiende un sistema en el cual la libertad en el ámbito económico no está encuadrada en un sólido contexto jurídico que la ponga al servicio de la libertad humana integral, y la considere como una particular dimensión de la misma, cuyo centro es ético y religioso, entonces la respuesta es absolutamente negativa. La solución marxista ha fracasado, pero permanecen en el mundo fenómenos de marginación y de explotación, especialmente en el Tercer Mundo, así como fenómenos de alineación humana, especialmente en los países más avanzados. Contra tales fenómenos se alza, con firmeza, la voz de la Iglesia. La moderna economía de empresa comporta aspectos positivos, cuya raíz es la libertad de la persona, que se expresa en el campo económico y en otros campos. Hay, además, diferencias específicas entre estas tendencias de la sociedad moderna y las del pasado, incluso reciente. Si en otros tiempos el factor decisivo de la producción era la tierra, y luego lo fue el capital, entendido como conjunto masivo de maquinaria y de bienes instrumentales, hoy día el factor decisivo es cada vez más el ser humano mismo, es decir, su capacidad de conocimiento, que se pone de manifiesto mediante el saber científico y su capacidad de organización solidaria, así como la de intuir y satisfacer las necesidades de los demás”.
Este mismo Papa en su mensaje para la Cuaresma de 1998 expresó: “La pobreza tiene diversos significados. El más inmediato es la falta de medios materiales suficientes. Esta pobreza, que para muchos de nuestros hermanos llega hasta la miseria, constituye un escándalo. Se manifiesta de múltiples formas y está en conexión con muchos y dolorosos fenómenos: la carencia del necesario sustento y de la asistencia sanitaria indispensable; la falta o la penuria de vivienda, con las consecuentes situaciones de promiscuidad; la marginación social para los más débiles y de los procesos productivos para los desocupados; la soledad de quien no tiene a nadie con quien contar; la condición de prófugo de la propia patria y de quien sufre la guerra o sus heridas; la desproporción en los salarios; la falta de una familia, con las graves secuelas que se puedan derivar, como la droga o la violencia. La privación de lo necesario para vivir humilla a las personas; es un drama ante el cual la conciencia de quien tiene la posibilidad de intervenir no puede permanecer indiferente”.
Sociedad del conocimiento
Quienes tenemos una función pública por realizar, a diario estamos conviviendo con el dolor, el dolor de quien necesita del “otro”, el dolor de ser reconocido, el dolor de los problemas, el dolor de la ignorancia, el dolor del olvido. Reconocer al “otro” como sujeto de derecho, como persona, es algo tan simple pero que muchas veces puede escapar hasta en los más mínimos ejemplos a quienes tenemos la responsabilidad circunstancial de conducir algún estamento de los destinos del Estado en cualquiera de sus manifestaciones, generalmente por lo consuetudinario de las acciones y hechos, otras tantas porque no se está preparado para afrontar la responsabilidad que conlleva estar en una función determinada. Las administraciones muchas veces se pierden en el largo camino de la burocracia y las necesidades siempre están a una velocidad totalmente distinta de ésta. Como decía el Padre Atilio Rosso: (…) “la velocidad de los problemas escapa a la posibilidad de las soluciones, por eso muchas veces hay que ir por la tangente” (…) “la practicidad con pragmatismo muchas veces son necesarias”.
Yendo de lo general a lo particular y como respuesta práctica al alcance de la mano, desde el fortalecimiento de los lazos de pertenencia solidaria a la comunidad, en el plano local, la actual gestión avanzó de manera horizontal en la conformación de un Consejo Interuniversitario Local -como órgano de coordinación, consulta y de propuesta de estrategias de desarrollo universitario en el ámbito local y regional- que nuclea a la Municipalidad y las Instituciones Universitarias con asiento en esta ciudad: UNER, UCU, Uader y UTN.
La Sociedad del Conocimiento posee aspectos en donde la economía se basa casi de manera exclusiva en la innovación tecnológica y la capacitación de las personas. Siendo congruente con las palabras y los hechos, el intendente Martín Oliva informó en su discurso el 1 de marzo, en la Apertura de Sesiones Ordinarias del Honorable Concejo Deliberante, lo importante de entender a la formación, “como un factor permanente, en todas las áreas comunitarias, y para toda la vida, con visión y proyección al futuro; y vinculado a lo productivo y lo tecnológico” (…). “Todo el trabajo productivo no sería posible sin el capital humano con el conocimiento necesario para llevarlo adelante, y ahí es donde nos centramos en la educación y su impulso” (…) “consideramos que el futuro de las sociedades y el progreso reside en el conocimiento, la educación, la ciencia, la tecnología y la innovación”…
Porque según reza el dicho que “para muestra basta un botón”, como ejemplo de una de las tantas aristas abordadas localmente en estos últimos dos años -teniendo en cuenta además el contexto de pandemia-, junto a la Facultad Regional de UTN y la Uader, el Municipio llevó adelante un curso de formación llamado “La Histórica Programa”, con la premisa de incentivar la vocación en carreras vinculadas a las nuevas tecnologías a través de la enseñanza de la programación a estudiantes del quinto año del secundario. Además, a través del EnaCom, se financia el tendido de fibra óptica en todos los barrios populares de la ciudad, generando con esto una mayor accesibilidad con equidad social. En este sentido también informó el Intendente que se continuará impulsando el conocimiento en programación y las nuevas tecnologías, pero también la investigación científica, apuntalada con el sostenimiento del ya en marcha programa de becas que se lleva adelante junto a las cuatro universidades del Consejo Interuniversitario Local.
En este siglo XXI, en tiempos de la Pos Modernidad, “La Tercera Ola” de Alvin Toffler y la Sociedad del Conocimiento, en la Histórica (que además de historia tiene mucho futuro), podemos ver como las bases para un desarrollo sostenible que posibiliten la liberación del ser humano pueden ser posible, por eso adhiero plenamente convencido y persuadido a las palabras del intendente Martín Oliva en la Apertura de Sesiones Ordinarias del Honorable Concejo Deliberante y me permito compartirlas con ustedes, porque como expresé al principio, la educación se presenta siempre como (quizás la única) oportunidad de liberación: …»debemos trabajar con pasión hasta que logremos que todo sea como lo soñamos, reforzando la idea de que el conocimiento es el capital simbólico que otorga posibilidades de igualdad de oportunidades: el camino seguirá siendo la educación, educación y más educación»…










