Editorial… Gordofobia

Pocas personas son todavía tan maltratadas y se las somete a una discriminación generalizada como a las personas gordas. Cuando se trata de raza, tono de piel, discapacidad, edad y sexualidad, los prejuicios conscientes e inconscientes parecen estar disminuyendo, según una investigación realizada en el Departamento de Psicología de Harvard. Pero hay una excepción notable: el tamaño corporal, que fue la única forma de sesgo inconsciente que en realidad está aumentando. Y se descubrió que el sesgo consciente hacia las personas más voluminosas es el que está disminuyendo más lentamente de todas las categorías investigadas.Entonces, ¿por qué estamos mejorando en la mayoría de las formas de prejuicios y al mismo tiempo nos volvemos incluso más gordofóbicos como sociedad? Parte de la respuesta tiene que ver con el hecho de que la gordura, a diferencia de muchas otras formas de marginación, se percibe como una elección. Pero una atención cuidadosa a la evidencia sobre este tema muestra un panorama diferente. Numerosos factores (desde nuestro entorno alimentario desigual hasta la injusticia económica, pasando por el estrés, los traumas y las condiciones de salud y los medicamentos) dictan nuestro tamaño, y una combinación de ellos ha contribuido a un aumento de la gordura en casi todos los países. Nuestros genes también juegan un papel importante en la determinación del tamaño corporal: los factores genéticos representan más del 70% de la variación en la masa corporal en la población. Para poner esto en perspectiva, esto hace que el peso sea un poco menos heredable que la altura, que es aproximadamente un 80% hereditaria. Lo que todos estos factores tienen en común es que, en general, no son elegidos. Es cierto que muchas personas pueden perder peso mediante la dieta y el ejercicio en el corto plazo. Pero prácticamente todos los estudios sobre dietas a largo plazo realizados hasta la fecha muestran que la gran mayoría de las personas recuperan el peso. Muchas personas, si no la mayoría, terminan con más sobrepeso que cuando empezaron. Pero esto no es sólo un triste desperdicio de energía para muchos de nosotros que probablemente terminemos gordos a medida que envejecemos; también es una traición a millones de personas que merecen un trato respetuoso. No debería haber límites a nuestra capacidad como seres humanos para la inclusión. El hecho de que sea necesario decir esto, tan básico, es un reflejo deprimente del actual estado de situación.