«Lo único peor que capacitar a sus empleados y hacer que se vayan es no capacitarlos y hacer que se queden». Esta frase de Henry Ford resume un dilema habitual en el mundo empresario. Si bien existen excepciones a casi todas las reglas y declaraciones, en el Día de Industria, además de saludar a todos quienes día a día asumen el enorme esfuerzo de generar valor, crear trabajo, pagar sueldos y perseverar en las condiciones actuales e históricas, de crisis e incertidumbre, celebramos especialmente a las industrias de esta ciudad que capacitan a su gente. Muchos profesan la importancia de la capacitación continua, pero cuando los tiempos se ponen difíciles, es la capacitación (y la publicidad, mal que nos pese) los que muerden el polvo presupuestario. Todo tipo de razones se suelen alegar para esta práctica que acaba generando el círculo vicioso y sus consecuencias funestas sobre las que ya advertía Ford. La formación y la creación de redes son dos de los componentes más importantes del éxito sostenido de cualquier empresa e industria. Habrá siempre quien dirá que simplemente no hay tiempo o que no se puede distraer la fuerza de trabajo con estos menesteres. Pero no es un líder eficiente quien se ausenta de la empresa para asistir a importantes reuniones o congresos, pero al mismo tiempo no permite que otros miembros de su personal estén fuera de la oficina durante unas horas. Los buenos empresarios comprenden la importancia de permitir el flujo constante de nuevas ideas y técnicas de motivación, independientemente de las condiciones económicas coyunturales. De hecho, estos son los momentos en que más se necesitan nuevas ideas e innovaciones. La pandemia ciertamente puso un freno a los eventos presenciales. Sin embargo, en tiempos normales, la mayoría de las conferencias, capacitaciones y oportunidades para establecer contactos son acaparadas por los que ocupan los puestos jerárquicos. Ellos comprenden la necesidad real de estas oportunidades de formación y saben que es toda la organización la que gana. Pero el mismo impulso sería deseable que mostraran para facilitar la capacitación de los empleados a su cargo. Cualquier industria puede estar pasando épocas de estrechez, por lo que apostar al perfeccionamiento de su plantilla quizás represente un esfuerzo económico importante. Pero la experiencia indica que esos esfuerzos se ven compensados. Al permitirle a su personal un viaje ocasional, se está brindando capacitación, fomentando la creación de redes, mostrando confianza en su equipo, impulsando la moral y mucho más, todo por unos pocos pesos.









