Editorial. Avatares

Según la visión de Facebook del metaverso, todos interactuaremos en un entorno que combinará el mundo digital y el físico. Las representaciones digitales de nosotros mismos, nuestros avatares, podrán comer, hablar, comprar, etcétera, de acuerdo con la idea que presentó su CEO, Mark Zuckerberg, cuando hace un par de semanas cambió el nombre de su empresa a Meta.
En su presentación, el fundador de Facebook usó un avatar de sí mismo, parecido a los dibujos animados, haciendo cosas como bucear y asistir a reuniones. Pero, Zuckerberg espera que, más adelante, el metaverso incluya avatares realistas cuyos rasgos serían bastante más creíbles que participen en muchas de las mismas actividades que hacemos en el mundo real, pero digitalmente. En su discurso sobre el cambio de marca, Zuckerberg afirmó: «El objetivo es tener avatares realistas y estilizados que creen una sensación profunda de que estamos presentes entre la gente».
Si estos avatares realmente están en camino, entonces tendremos que enfrentarnos a preguntas difíciles. ¿Cómo podrían estas versiones virtuales de nosotros mismos cambiar la forma en la que nos sentimos acerca de nuestro cuerpo?
El CEO detalló: «No siempre queremos parecer tal cual somos. Por eso la gente se afeita, se arregla, se peina, se maquilla o se hace tatuajes y, por supuesto, se podrá hacer todo eso y más en el metaverso».
Pero si las personas pueden personalizar sus avatares humanos virtuales en 3D, o alterar sus identidades, existe la probabilidad de agravar los trastornos alimentarios, entre otros, que se ha constatado sufren miles de usuarios, creando estándares de belleza irreales e inalcanzables.
Facebook ha sido criticada por silenciar su investigación interna que indicaba que Instagram tenía un efecto tóxico en la imagen corporal de las adolescentes. Una investigación del Wall Street Journal reveló que el contenido de la app hace que los usuarios sean más susceptibles a la dismorfia corporal. Pero en el metaverso, donde los avatares serán la forma de presentarnos, las personas sentirán más presión para modificar su apariencia. Si los informes de Facebook muestran algo, es que las empresas de redes sociales son muy conscientes de los efectos en la salud de su tecnología, pero los gobiernos se están quedando atrás en cuanto la protección de los más vulnerables.