Economía. Mal negocio

Andrés Asiain

El escenario económico, tras el entendimiento al que arribó el Gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI), no estará despejado de las incertidumbres cambiaria y financiera, por lo menos por los próximos dos años. Esto es así porque la posibilidad o no de un default va a estar atada al cumplimiento de metas trimestrales, que dependerán de la opinión de técnicos del FMI y no de una decisión del Gobierno nacional. Si no se cumplen las metas Argentina dependerá de la voluntad de los técnicos para que sigan dando los desembolsos para poder pagar el crédito tomado por Mauricio Macri. En este sentido, se va a vivir una incertidumbre permanente similar a la de la semana pasada, si cada trimestre se pasan las pruebas o no, si se solicita un waiver, si éste es aprobado o no, y eso genera desgaste económico. Más allá de la voluntad o no del Gobierno a la hora de cumplir con las metas acordadas, hay factores que no maneja, como los precios internacionales de las materias primas. Una caída del precio de las materias primas desarmaría los pronósticos tanto de reservas como de recaudación. De allí que las dificultades de cumplir a rajatabla todo aquello que se firme. En lugar de un desembolso de una vez, para cancelar con esa plata el total de la deuda y desplazar los vencimientos, se hizo un arreglo a largo plazo que nos condiciona como nación. Los problemas seguirán estando, como la falta de reservas y divisas, porque los desembolsos prometidos serán para pagar la deuda. En el corto plazo el acuerdo no aleja la incertidumbre del default y en el largo plazo tampoco, porque en 2027 se necesitará volver a los mercados o acceder a una nueva reestructuración para hacer frente a los vencimientos que suman u$s15.000 millones anuales, que son montos inviables si no es a través del refinanciamiento. En términos estructurales, el acuerdo sirve para que el próximo gobierno tenga despejado tres años de su mandato y que en el último se le empiece a complicar. Y en términos políticos, es un mal negocio para el FdT porque lo más probable es que no se aleje la incertidumbre. En este sentido, la alianza gobernante termina pagando el costo político de la deuda tomada por el gobierno anterior, lo que parece una trampa para su proyecto.