Dos comunidades del interior del país no superan la conmoción por los crímenes recientes que tuvieron como víctimas a dos nenas de 8 años de edad. Los casos no se relacionan entre sí, pero la brutalidad estructural y cultural están presentes en forma de violencia de género.
Uno de los hechos fue perpetrado en Misiones por un sujeto que resultó ser vecino de la familia y el otro sucedió en Córdoba, donde el padrastro y un amigo abusaron y asesinaron a la otra niña.
Los bárbaros hechos fueron cometidos en una zona de monte en la primera de las provincias y en una vivienda particular en la segunda, la cual fue incendiada para ocultar el abuso y homicidio de la pequeña.
En Misiones
El viernes 15 de noviembre, Fabiana Sirino regresaba de la escuela en la localidad de 25 de Mayo, a 175km de Posadas, cuando fue interceptada en una zona de monte, cercana a su casa por un sujeto que logró identificar como a su vecino, antes de fallecer.
La familia notó que la niña no había regresado de la escuela y comenzaron a buscarla. Fue hallada gravemente herida por su hermana de 11 años, quien llamó desesperada a su padre al grito de: “¡Corré, papá, que la Fabiana está muerta!”.
El padre encontró su hijita con 13 heridas punzocortantes y tinta en sangre. La pequeña todavía vivía y le dijo que su atacante había sido “Nani”, un sujeto de apenas 1,39cm de altura y de unos 34 años de edad, que se expresaba en portuñol, jerga que se utiliza en la zona donde convergen Argentina y Brasil. Sin embargo, en su desesperación el padre no lograba darse cuenta y la acompañó en la ambulancia al centro médico de 25 de Mayo. Posteriormente, fue derivada al Hospital Samic, de Oberá, donde falleció.
En el trayecto, el padre volvió a preguntarle quién la había atacado y la respuesta era siempre la misma “Nani”. En el hospital un policía interrogó al papá y allí cayó en cuenta de a quién se refría la víctima en su agonía. De inmediato se comunicó con su esposa y pidió que denunciara al sujeto. En sus declaraciones el atribulado padre recordó además que el asesino se hizo presente en el lugar donde él trataba de salvar a su niña. Se presentó, aparentemente con intenciones de colaborar en la asistencia a la víctima, pero él no dejó que tocara a la pequeña. “Llegó corriendo -recordó-, estaba sin camisa, con short y zapatillas negras, todo sudado. Preguntó qué había pasado”, afirmó el padre, quien acompañó también su hija durante el segundo traslado en ambulancia. “Hasta Oberá fue diciendo lo mismo: ‘El Nani me hizo eso’”. Por otra parte, vecinos de la zona comentaron que habían visto al sospechoso merodeando cerca de la escuela de la víctima en días recientes.
Asimismo, como la familia tiene un negocio, antes de encontrar a la víctima moribunda, el acusado había pasado por el lugar para venderles un machete y una linterna, que ellos se negaron a comprarle, entonces “Nanico” (el apodo que la niña pronunciaba abreviado), se fue a su casa.
Detenido
Los agentes de la Unidad Regional XI atraparon a “Nanico” unas horas más tarde, pues no estaba en los lugares donde solía encontrarse.
El acusado fue identificado como Marcelo Daniel «Nanico» Müller, de 34 años y se sospecha que habría cometido otros abusos de niños o preadolescentes en Buenos Aires, donde pasó un tiempo luego de que un hombre le diera una golpiza porque había intentado violar a una chica de 15 años.
Según fuentes policiales, al momento de ser detenido el sospechoso habría confesado ser quien golpeó, violó y e hirió de 13 puñaladas a Fabiana Sirino, lo que de acuerdo a la autopsia, le provocó un “shock hipovolémico” y consecuentemente la muerte.
El juez de Oberá, Pedro Piriz, imputó a “Nanico” Müller los delitos de abuso sexual agravado por uso de arma y homicidio doblemente agravado por ser cometido para ocultar otro delito y procurar la impunidad (figura penal conocida como criminis causa) y por ser cometido mediando violencia de género, es decir, femicidio”.
El horror en Córdoba
Aralí Vivas también tenía 8 años y fue igualmente violada antes del crimen en Brinkmann, una pequeña localidad de 9.800 habitantes, al noreste de córdoba. La fiscalía actuante acusa al padrastro de la niña, Matías Ezequiel Simeone de 33 años y su amigo Cristian Hernán Varela de 40.
Los dos han sido imputados de homicidio agravado por criminis causa, una calificación que conlleva la pena de prisión perpetua.
El caso tiene una tercera persona detenida: la madre de la víctima, Rocío Milagros Rauch, quien se encuentra imputada como partícipe necesaria del crimen, aunque no se la vincula materialmente con el homicidio.
Las pruebas recolectadas indicarían que ella no se encontraba en el domicilio, con lo cual la fiscalía no puede comprobar que haya sido testigo o haya cometido el hecho. De igual forma, consideran que ella no protegió a la niña como debería haberlo hecho.
Las cámaras de seguridad “hablaron”
Las cámaras de seguridad en la zona posibilitaron rastrear los movimientos de los detenidos el día del hecho. La reconstrucción se inicia el viernes 1 de noviembre a las 21:16Hs., cuando Varela llega en bicicleta a la casa de Simeone. Posteriormente, ambos realizaron varias idas y venidas, incluyendo momentos en los que Simeone utilizó la bicicleta de Varela. Finalmente, el padrastro de la menor retornó a su domicilio a las 03:27Hs de la madrugada del sábado 2.
Más tarde, pasado el mediodía del sábado, Simeone fue visto saliendo de la vivienda junto a otros dos menores (una niña y un niño, hermanos de Aralí), y los llevó a una plazoleta ubicada a unas dos cuadras. A las 13.46Hs. regresó a la casa y, según indicaron los testigos, se produjo un incendio. A las 13:54Hs., un hombre que advirtió el humo en la vivienda dio aviso a los bomberos que llegaron cinco minutos después y lograron controlar las llamas. Durante la inspección en el interior de la casa, los bomberos hallaron el cuerpo de Aralí.
En el lapso entre el crimen y el incendio, los dos menores estuvieron en la vivienda junto al cadáver de su hermana. Según lo declarado en Cámara Gesell por la hermana de la víctima, ella intentó despertar a Aralí, pero al no obtener respuesta, la dejó pensando que dormía. El fiscal añadió que, aunque “no se puede afirmar que los menores hayan sido testigos del crimen”, sí se ha confirmado que ellos estuvieron presentes en el lugar.
El análisis de las llamadas telefónicas posterior reveló que existieron comunicaciones entre los tres acusados antes y después del asesinato, entre la 01:00Hs. y las 06.00Hs. de la madrugada.
Simeone, quien ya había sido condenado por amenazas y violencia de género en septiembre de 2023, se encontraba en libertad condicional al momento del crimen.
Cabe esperar que los culpables, en ambos casos, reciban la pena que se merecen.
En el caso de Aralí repugna la idea de que la madre haya entregado a su hija a los asesinos, o que se haya ausentado del lugar sabiendo que su hija iba a ser abusada.
¿La humanidad retrocede en cuatro patas?
Una vez leí un texto que se refería a la aplicación de la pena de muerte, cuya discusión sobrevoló el gobierno de Carlos Menem.
El texto refería que de aplicarse la pena capital, sería como regresar a la condición animal. En ese momento estuve de acuerdo, pero cuando leo y comento casos como estos, creo que ofendemos a los animales al compararlos con estos monstruos abusadores y asesinos de niños. Ellos son los responsables de que el hombre pierda su humanidad, no los animales. He visto rasgos de compasión en animales como cuando una de nuestras perras adoptó un gato bebé y luego una gata nuestra amantó a un perrito que había sido separado de su madre. He visto una gata traer alimento a una perra que auxiliamos luego de ser embestida por un auto… Sin embargo, estas bestias no tuvieron compasión de estas niñitas de su misma especie. ¿Quién hace retroceder a la humanidad en cuatro patas? ¿No es acaso el hombre el lobo del hombre? (homo homini lupus).
Me parece que esta locución latina es la más indicada porque refiere a la crueldad humana o a la idea de que los peores enemigos pueden ser los propios semejantes.