Dolor por el asesinato de Catriel Monzón

La Calle transitó la zona del hecho y accedió a datos relevantes.

Por Matías Dalmazzo

Los habitantes del barrio La Quilmes no salen de su asombro luego de que un joven residente de la zona fue acribillado a balazos este miércoles, en la esquina de calles Pocho Lepratti e Ingeniero Henry.
La lluviosa jornada de este jueves fue testigo del clima angustiante que se percibía en este sector de la ciudad. Desde la mañana, a pocos metros de la esquina del homicidio, en la entrada de una especie de pasillo que existe sobre Ingeniero Henry, muchos habitantes del barrio se fueron agrupando para desde ahí partir hasta la sala velatoria, ubicada en la esquina de Ereño y República de Chile. Debido a esto, muchos jóvenes se hicieron presentes en el lugar, la mayoría vistiendo una camiseta de fútbol con preponderancia del color azul: la de Defensores de La Quilmes. El equipo del barrio que había accedido a jugar una final programada para el próximo domingo y del cual Catriel formaba parte importante del esquema de juego, ya que era el delantero y absoluto goleador del plantel. Pese a que la Policía de Entre Ríos informó de manera oficial que durante la siesta de ayer se entregó una persona que podría tener relación directa con el hecho, el ánimo de los vecinos de La Quilmes sigue destrozado.
Con la intención de esclarecer lo sucedido y conocer a fondo a la víctima, la redacción de LA CALLE se reunió en la esquina del asesinato con parte del plantel de Defensores de La Quilmes, quienes, además de brindar detalles de lo ocurrido este miércoles, recordaron al joven de 22 años al que describieron como un “laburante”, “buen compañero” y padre de dos criaturas que desde ahora deberán crecer sin una referencia paterna. Luego de mantener una charla off the record con al menos siete u ocho personas, Martín, del que no vamos a dar mayores datos para evitar posibles represalias de los allegados a los agresores, se animó y desmenuzó a fondo los instantes posteriores al ataque, pero además describió de pies a cabezas la verdadera personalidad de la joven víctima. “Cerca de las 20:30 horas del miércoles estaba en mi casa, sentí detonaciones, escuché vecinos que estaban a los gritos y salí a la calle para ver qué estaba ocurriendo. Ahí me señalaron que estaba tirado en el piso Catriel Monzón. Cuando me arrimé, ya estaba desvanecido por los impactos de bala y había un vecino que intentaba auxiliarlo. Lo quisieron levantar y no reaccionaba”, comenzó relatando Martín. “En ese momento atinamos a levantarlo en un auto. Justo dio la casualidad que pasaba una camioneta que paró, lo pusimos en la caja y lo llevamos al hospital. Cuando íbamos en camino intenté reanimarlo; yo no soy doctor y no sé hacer primeros auxilios, pero más o menos traté de que me hable o me mire. En un momento abrió los ojos, me miró y le empecé a hablar, pero llegando a la rotonda del monumento Urquiza fue la última vez que cerró los ojos”, describió el entrevistado. “Llegó desvanecido al hospital, lo entramos junto a un compañero que estaba conmigo, lo apoyamos en una camilla y a los 10 minutos nos comunicaron que había fallecido”, agregó Martín sobre los últimos instantes de vida de Catriel.

-¿Cómo podes describir a Catriel Monzón para los que no lo conocían?

-Era un pingazo de pibe, para mí y para todos los del barrio, era una persona laburadora, que salía a trabajar y algunas veces llegaba justo a la hora del entrenamiento. Llegaba con la mochila, se calzaba los botines y nos poníamos a entrenar. Siempre estaba dispuesto para jugar al fútbol o tomar una Coca Cola con los pibes en la esquina.

-¿Sabés si tenía algún enemigo, alguien con quien mantuviera algún problema?

-Que yo sepa nunca tuvo problemas con nadie en el barrio. Leí que algunos están diciendo que fue un ajuste de cuentas y eso es pura mentira. Supuestamente Catriel cruzaba la calle por la esquina de Pocho Lepratti y Henry, cuando había dos personas en ese lugar. Uno de ellos, con quien había tenido algún encontronazo como puede pasarle a cualquiera, lo miró y le preguntó si estaba todo bien o todo mal entre ellos.
Catriel era un pibe buenísimo, pero si lo buscaban se iba a defender como cualquiera al que le quieren pegar. En el momento que una de estas personas que estaban en la moto le preguntó si estaba todo bien, Catriel se sacó las ojotas y ahí lo atacaron a balazos, de manera cobarde, como traicioneros, por la espalda. Después se fueron. Catriel jugaba con nosotros en el equipo Defensores de la Quilmes, con el cual disputamos el torneo de la Liga Independiente de la ciudad. Estaba súper contento que habíamos llegado a la final que se va a jugar este domingo. El fin de semana ganamos la semifinal y él había festejado con nosotros hasta este miércoles, que le arrebataron la vida.
Él estaba convencido de que el domingo íbamos a jugar la final, íbamos a ganarla y él decía que convertiría el gol de la victoria. Había invitado a su familia para que vaya a ver la final del próximo domingo, pero hoy no lo tenemos más.

¿Se va a jugar ese partido?

-Primero queremos agradecer el gesto de Albiceleste, que es el equipo que debe jugar la final con nosotros: nos trajeron la copa, nos dijeron que estaba bien si no jugábamos la final y así nos atribuían el campeonato. Nosotros decidimos que vamos a jugar igual el partido, Catriel hubiese querido que juguemos la final pactada para el próximo domingo en la cancha de Almagro a las 15 horas.
Vamos a estar bajoneados, seguramente para el domingo, pero vamos a poner todas las ganas de ganar la copa y dedicársela a Catriel. Queremos agradecerles otra vez a los chicos de Albiceleste por el gesto que tuvieron.

-¿Cómo fue el semblante de los habitantes del barrio tras el crimen?

-Estamos todos bajoneados, sentimos un gran dolor, creemos que nos falta algo y el barrio está muy triste. Mucha gente que lo quería fue al velorio.

-¿Tienen algo para decirles a los investigadores por un lado y a quienes son responsables de la seguridad por el otro?

-Queremos que se haga justicia, tienen que pagar los responsables y tendrían que estar más pendiente de las andadas en moto de dos o tres personas. Los están dejando pasar y hoy estamos sufriendo las consecuencias nosotros. Ahora la Justicia tendrá que investigar si había más personas junto a la que se entregó hoy. No era uno solo, hay muchos testigos que aseguran que eran dos o tres. Había dos en una moto y una moto más con uno.

Próximas etapas del caso
De ahora en adelante, la Justicia y los investigadores policiales tendrán un arduo trabajo, ya que deberán tratar de determinar si el único detenido actuó solo o en compañía de alguien más.
Según trascendió de forma extraoficial, aparentemente existirían testigos del hecho que habrían visto a los agresores circulando por la zona durante las horas previas al hecho, como que “estaban carpeteando las calles”, se mencionó. Por último, habrá que esperar si existen imágenes de cámaras de seguridad de la zona que ubiquen al único detenido en el lugar. De existir algún registro fílmico, tal vez también se podría apreciar a quiénes lo acompañaron a cometer el asesinato, ya que al no ser residentes del barrio podrían ser fácilmente detectados en una visualización de cámaras de seguridad.

Catriel junto a sus compañeros, en el centro de la imagen.