Deudicidio

Por Carlos Heller

La situación que se arrastra como consecuencia de las dos pandemias es compleja, y el Estado debe salir rápidamente a dar respuestas. Las medidas que se han instrumentado y las que están por venir dan cuenta de que el rumbo es el mismo. El Frente de Todos es una coalición donde hay acuerdos básicos sobre los temas de fondo aunque luego pueden existir diferencias sobre formas, intensidades, etc. Las tensiones son normales cuando hay un resultado adverso. Resultó importante debatir de cara a la sociedad; dejar en claro qué se discute, y dónde están los matices. Poder hacerlo a la vista de toda la ciudadanía es un mérito, y no deberíamos sentirnos mal cuando se expresan los matices. Es lo contrario a gobernar de espaldas a la gente. En otros tiempos, no muy lejanos, se definía el futuro de la Argentina “entre gallos y medianoche”, y la ciudadanía se despertaba enterándose que se acababa de firmar un “crédito tóxico e irresponsable” con el FMI, tal cual lo definió Alberto Fernández en su discurso ante la 76ª Asamblea General Ordinaria de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El Presidente señaló que en gran parte esos recursos “han sido fugados del país por una apertura irresponsable de la cuenta de capital”. Definió la situación como “deudicidio”. Respecto del funcionamiento del sistema financiero mundial, un dato a tener en cuenta es que la región destina alrededor de un 57% de sus exportaciones para pagar los servicios de la deuda externa. Un problema de magnitudes que perpetúa la pobreza y la dependencia de los países de América Latina y el Caribe.
Siguiendo esta línea, son muy valiosas las palabras de António Guterres, Secretario General de la ONU, dando apertura y marco a la citada Asamblea: “Estoy aquí para hacer sonar la alarma (…). Nuestro mundo nunca ha estado más amenazado.
O más dividido. Nos enfrentamos a la mayor cascada de crisis de nuestra vida. La pandemia del COVID-19 ha sobredimensionado las flagrantes desigualdades.
La crisis climática está golpeando el planeta (…). Un aumento de la desconfianza y la desinformación está polarizando a la gente y paralizando las sociedades. Los derechos humanos están bajo fuego. La ciencia está siendo atacada. Y los salvavidas económicos para los más vulnerables llegan demasiado poco y demasiado tarde… si es que llegan. La solidaridad está ausente, justo cuando más la necesitamos”.