En 1960 se instituyó al 22 de agosto como el Día Mundial del Folklore. La palabra folklore o folclore fue utilizada, por primera vez, por el arqueólogo inglés William John Thoms, el 22 de agosto de 1846, en la revista londinense Athenaeum.
El término está compuesto por dos voces inglesas ‘folk’ (pueblo) y ‘lore’ (saber, ciencia), para definir al saber popular, los conocimientos, usos, costumbres, leyendas, supersticiones, música, danza, canciones, mitos, dichos, refranes, coplas y cantares transmitidos de generación en generación; en definitiva, lo que se transmite de boca en boca, que trasciende, se incorpora a nuestras costumbres y desconoce toda autoría.
Muchas fueron las palabras que intentaron reemplazar a la palabra folklore, todas buscando castellanizar el término: ‘saber del pueblo’, ‘demosofía’, ‘tradición’, etcétera. Sin embargo, ninguno de ellos prosperó.
Su consagración oficial se logró en 1878 con la fundación de la Folk-lore Society, la primera Sociedad Folklórica de carácter científico que define al folklore como ciencia y elabora su programa.
Hacia 1887, el inglés Houme, uno de los fundadores de la Sociedad, lo definió como «ciencia que se ocupa de la supervivencia de las creencias y de las costumbres arcaicas en los tiempos modernos».










