Señor director:
Entiendo que la justicia deba combatir a los narcos de la ciudad y a quienes se comporten por fuera de la justicia, pero a su vez deberían encontrar la manera de mantener los puestos de los empleados honestos y que trabajaban en la remisería que fue clausurada luego de varios allanamientos. Alguna vez la justicia debería tener un poco de corazón y entender que no todos los que trabajaban en ese lugar formaban parte de la banda. Además del estigma social con el cual deberán cargar, también deberán lidiar con el duro momento de no tener trabajo en una situación económica crítica.
Está muy bien que estén presos los que tienen que estar presos, pero eso no quiere decir que deben acabar con toda una estructura que además daba trabajo honesto a gente responsable.
A la mayoría le importa saber el nombre de los detenidos, pero a nadie le interesa el sufrimiento de las víctimas de esta historia.
Ramón González