Fue tras el reciente fallecimiento de la viuda del fundador. Nueva denuncia del hermano desplazado de la firma por presuntos sobreprecios en la importación de envases.
Cada jugo de frutas Baggio que sale a la venta tiene detrás una feroz disputa entre hermanos por el control de la empresa familiar, que se agravó a partir de la muerte de la madre, Celia María Munilla, en abril pasado. Junto con su esposo Rufino Pablo Baggio fueron los fundadores de la firma RPB SA, que lleva las iniciales de su nombre. Con 1.700 empleados directos y otras 3.100 indirectos, hoy es una de las principales procesadoras de jugos de frutas envasados del país, y la empresa más importante de Gualeguaychú.
Fue el fallecimiento de Baggio padre en 2006 el punto de partida de los desacuerdos entre los cuatro hermanos. Con posiciones irreconciliables, decidieron judicializar la disputa con denuncias cruzadas en la Justicia que incluyeron desde una denuncia penal por la desaparición de casi US$7 millones transferidos en forma irregular al exterior, hasta la acusación de presunta evasión y una posible maniobra de lavado de dinero, pasando por un juicio para revocar la donación de acciones que recibió uno de ellos, y competencia comercial desleal.
A principios de este año, se sumó otro capítulo judicial: una nueva denuncia por el presunto pago de sobreprecios por parte de RPB SA en la importación de envases para los jugos que fabrica en el país, y que le compra a una empresa con sede en Brasil.
El último round
Para entender el origen del enfrentamiento, hay que remontarse a la forma en que Baggio padre y su esposa resolvieron la sucesión de la empresa familiar. Le donaron en vida un 25% a cada uno de sus cuatro hijos, pero conservaron el 60% del usufructo y los derechos políticos de las acciones (30% cada uno). A su vez, acordaron que al fallecer cualquiera de ellos, el otro conservaría su porcentaje para así detentar el control de la voluntad social durante toda su vida. Al enviudar, Munilla se quedó con el usufructo del 60%.
“Nosotros teníamos el 40% del usufructo restante. Pero mis hermanos no querían pagarle los dividendos que le correspondían a mi hermana, y por eso, ella decidió vender su parte, y se la compré yo. Alejandro y Aníbal querían que yo les cediera acciones de la parte de mi hermana, gratuitamente, para que todos tuviéramos el mismo porcentaje, y yo me negué porque la había pagado con un crédito bancario y la venta de propiedades”, relató “Pino” Baggio al dar su versión de cómo había comenzado la disputa con sus dos hermanos varones.
Recién al fallecer Munilla en abril pasado, los tres hermanos varones pasaron a estar habilitados a tomar el control pleno de las acciones que usufructuaban sus padres. Así, “Pino” Baggio, que ya no estaba más en la conducción de RPB SA desde 2011, quedó con el control mayoritario de la empresa manejada en ese momento por Juan Alejandro, su presidente. Es por eso que en la primera asamblea luego de la muerte de su madre, realizada el 8 de junio pasado, quiso designar un nuevo directorio y asumir al frente de RPB SA como presidente, pero sus hermanos se opusieron. “Tengo la mayoría accionaria y el control de la voluntad social y no tengo ninguna restricción legal para votar, pero ellos dos ganaron de facto esa asamblea y me lo impidieron”, reclamó.
Desde la empresa de los Baggio rechazaron en una respuesta escrita las acusaciones de “Pino”. “Es totalmente falso que la sociedad atraviese un proceso de vaciamiento, que tenga dificultades para entregar sus productos, que las fuentes laborales corran riesgo alguno, que exista déficit de stock de algunos productos o insumos y/o que tenga su giro comercial relación con fideicomiso en el exterior”, respondieron.










