Cosas que llevaban

Por Federico Lorenz

Guardo en una botella tierra de las Islas Malvinas. No cualquier tierra, no. Es tierra que junté del fondo de un embudo de artillería, una boca abierta y silente cuyo secreto intenté escuchar en 2007, la primera vez que fui a las islas. Antes tenía más cosas, pero fueron encontrando su destino: donadas a un museo, o entregadas a personas que creyeron que con un objeto traído de las islas estarían más cerca de ellas. La primera vez que viajé a las islas, en 2007, cuando aún no había un clima tan distante como en los últimos años, la encargada de la aduana en el aeropuerto, en Mount Pleasant, vio las bolsas de tierra que nos llevábamos y hasta se permitió un chiste: nos preguntó si pensábamos recuperar las islas así, de a poco.
Sin nuestra curiosidad, sin las preguntas que le hacemos a los objetos, al pasado, las cosas no son nada. Sin nuestras preguntas, las personas están a solas con sus recuerdos. El escritor Tim O’Brien, veterano de la guerra de Vietnam, escribió un cuento genial que se llama “Las cosas que llevaban”. Describe las vidas de los infantes yanquis en el Sudeste asiático mediante el recurso de pasar revista a sus mochilas y sus bolsillos; suma el peso de cartas, cubiertos, armas accesorias, ropa de recambio, remedios y sustancias prohibidas hasta saber cuánto le pesaba la guerra en la espalda. Escribe O´Brien: “Llevaban todo el equipaje emocional de hombres que podían morir. Pena, terror, amor, añoranza: eran cosas intangibles, pero las intangibles tenían su propia masa y gravedad específica, tenían peso tangible”. A lo mejor él fue capaz de pensar esas preguntas porque también combatió. Pero yo no sé, la verdad, cuántas veces, desde 1982, les preguntamos a nuestras mujeres y hombres atravesados por Malvinas cuánto les pesa la guerra que llevan a cuestas. Cuánto les pesan las cosas que ellos llevan. Y que llevaron en nombre de todos nosotros. Después del aniversario de este sábado deberíamos empezar a preguntarnos y preguntarles, a tantas y tantos atravesados por aquella guerra, por las cosas que llevaron durante todo este tiempo. Creo que es urgente porque estamos emergiendo de una pandemia que mató a alrededor de 120.000 compatriotas, y aquí estamos, repitiendo aquello de pasar la página lo más rápido posible. Nosotros, los que nos entusiasmamos tan rápido en aquellos días de 1982, y seguimos nuestro camino igual de rápido después.