¿Consenso?

Por Carlos Heller

Al cerrar la presentación del Presupuesto 2022 el pasado jueves en el recinto de Diputados, expresé: “este presupuesto tiene los supuestos que nos permiten pensar y ver con optimismo el futuro. Por eso pedimos a este Congreso –insisto, más allá de todas las disputas y discusiones— que entienda que sería un grave problema que la controversia nos impida sancionar el proyecto de Presupuesto. Ello, en definitiva, no significará una victoria de la oposición sobre el oficialismo sino una derrota para el país, que se quedaría sin una herramienta fundamental para cumplir mejor con el objetivo planteado”.
Desafortunadamente, la controversia primó. La oposición, que volvió a mostrar una fuerte dosis de irresponsabilidad ante las necesidades del conjunto de la sociedad.
Sin embargo, no es algo que sorprenda. Nadie esperaba que hicieran un mea culpa. Sólo se estaba pidiendo que no bloquearan la posibilidad de que el Gobierno contara con una herramienta clave como es el Presupuesto. En 2010 el denominado Grupo A se negó a dar quórum, y fue la primera vez desde 1983, que se privó a un Gobierno de tener un presupuesto. El actual rechazo es inédito y aún más grave, ya que en ese momento no se sufrían los efectos de las dos pandemias. Los legisladores de Juntos por el Cambio no dudaron en quejarse de la oportunidad del tratamiento del proyecto, cuando en paralelo se está negociando con el FMI. ¿Por dónde transitaba la mentada institucionalidad cuando firmaron el stand by, de una magnitud insólita, sin que el acuerdo con el Fondo pasara por el Congreso? Acaso, ¿alguien puede dudar que la deuda contraída con el FMI fue tomada para condicionar a los gobiernos venideros, fuera cual fuera el signo, por años y años, con el gran impacto negativo que esto conlleva en la ciudadanía?
La negación a aprobar el Presupuesto es un hecho político, más allá de los argumentos técnicos que utilicen. Desde lo ideológico, no están de acuerdo con un Presupuesto que no convalida las políticas de ajuste que muchos de quienes lo rechazaron piden. Sólo se logra consenso cuando se aplica lo que requieren. Lo han estado demostrando durante el transcurso de lo peor de la pandemia, en el cual la Cámara de Diputados pudo sesionar con los proyectos que la oposición, principalmente Juntos por el Cambio, habilitó a tratar: una actitud que dista mucho del consenso y de la convivencia democrática.