Por Juan Martín Garay (*)
Construir comunidad implica hablar de integración en un marco de diálogo y encuentro. Algo para lo cual se necesita siempre de la comunicación en cualquiera de sus formas, pero de una manera efectiva. Esto que parece fácil y simple de explicar no lo es tanto en la práctica y se logra sólo cuando un mensaje en concreto se transmite, comparte, socializa, se recibe y, fundamentalmente, se comprende sin que sea alterado su contenido, sentido, objeto y finalidad perseguida originalmente.
Una comunicación efectiva es esencial para el buen funcionamiento de cualquier orden de la vida, de las instituciones, de las empresas, de las familias, de las comunidades, en fin, de todos los seres llamados a socializar. Esto además implica ser respetuosos de nuestros semejantes, generando la confianza necesaria para tal fin.
Entender e interpretar
La comunicación efectiva posibilita un entendimiento e interpretación exacta y fiel de un único significado entre quienes dialogan, diciendo por una parte lo que se quiere comunicar de manera tal que se comprenda lo que se quiso transmitir hacia la otra parte del diálogo, sin que esto sea “deformado” o desvirtuado en el objetivo del mensaje, evitando las malas interpretaciones por las dudas y confusiones que se generan en las no acertadas comunicaciones y sus formas adoptadas.
Como sabemos, el factor humano tiene muchas aristas y múltiples variables, habida cuenta que por más que todos seamos “iguales ante la ley”, en realidad a los ojos de la vida somos todos diferentes y directamente responsables de nuestros sentimientos y pensamientos que nos construyeron durante los distintos trayectos de vida. Con experiencias no siempre positivas en las que la comunicación tuvo, tiene o tendrá siempre un rol preponderante.
La comunicación no efectiva
La comunicación no efectiva siempre trae aparejado un desgaste intelectual y emocional por parte de quienes quieren comunicar algo que no logra ser interpretado de la forma en que se piensa, analiza o promueve. Esto pasa porque lo que se piensa como objetivo de comunicar se ve desvirtuado muchas veces por la no interacción y por la consiguiente falta de efecto práctico en la no asimilación conceptual del contenido aportado como idea de esa comunicación. Así pasa muchas veces que si quien quiere comunicar algo no lo tiene por entendido en su totalidad, no lo asimila previamente pero lo comunica sin más, del otro lado no se interpretará de igual forma a como se lo pensó o peor aún, se desvirtuará el mismo, siendo entonces una no buena comunicación, algo para nada efectivo.
Las formas de comunicar algo son muy variadas, como varias las personas a las que les llega un contenido. Estas formas “cabalgan” sobre las múltiples maneras en que se utilizan las vías de comunicación existentes hoy día. Muchos mensajes por varios medios o mecanismos disponibles para una masa indeterminada, sin que sea bajo una comunicación efectiva, genera confusión. A veces, la confusión sirve pero para quienes sacan provecho de ella, “a río revuelto” dice el refrán, pero en realidad lo mejor es comunicar efectivamente. Por eso se deben evitar estos problemas en la interacción mediante una comunicación correcta.
Ya sea que los mensajes se oralicen, corporalicen, escriban o visualicen mediante las comunicaciones formales o informales, siempre hay que ser claros y precisos en lo que se quiere comunicar, y para ello primero hay que internalizarlo, saber con exactitud lo que se desea expresar. Sólo recién ahí se podrán elegir las palabras adecuadas a tal fin.
Seres sentipensantes
Siempre habrá un momento oportuno para transmitir un determinado mensaje y sobre todo ver de qué manera hacerlo. El sentido de la oportunidad es clave y determinarlo es fundamental. A veces es mejor esperar que arriesgarse a confusiones innecesarias. Ser empáticos y con amplia capacidad para comprender los sentimientos ajenos es fundamental pues todos somos seres sentipensantes. Por eso es importante también practicar la empatía en todo el proceso comunicacional, pues somos seres con sentimientos y pensamientos. Siempre es interesante hacer el ejercicio de evaluar la manera en que se recibirá un determinado mensaje y su contenido. Sobre eso hay que enfocarse si se quiere ser efectivo, por ende conocer a los interlocutores es importante.
Como distintos que somos los unos de los otros, las discordancias por diferencias de punto de vista o entendimiento son un factor que siempre propende a generar conflicto. Por eso para comunicar bien, primero hay que saber escuchar y prestar atención, con sensibilidad, apreciación, visualización e imaginación; lo que permitirá arribar a lugares comunes de entendimiento y así facilitar puntos de encuentro para la comunicación.
La efectiva comunicación
Como el tiempo en que vivimos es complejo, transitémoslo pensando y dialogando con una comunicación efectiva que nos permita de alguna manera tener la posibilidad de reconciliarnos en el marco de una diversidad cultural que contemple al diálogo y el encuentro como mecanismos de superación nacional. La paz social y el bien común son un anhelo compartido, entendamos que nadie puede realizarse en una comunidad que no se realiza y para eso necesitamos dialogar lo suficiente.
Ahora bien, no se trata sólo de expresar intenciones de buena voluntad, sino también de generar aquellas condiciones necesarias para guiar los intereses particulares hacia la suma unión de voluntades que beneficien al conjunto en una dirección hacia el desarrollo integral. Tenemos una Nación en construcción bajo un contexto casi constante de urgencias, necesidades y presiones permanentes, donde no se dialoga mucho pero sí se debate constantemente.
Necesitamos cultivar la cultura del Diálogo y el Encuentro, conversar mucho para posteriormente accionar desde la base de los acuerdos, dialogar primero y luego recién, si es necesario, debatir. Porque con el diálogo todos ganamos, en cambio con el debate alguien necesariamente debe ganar y otro perder. Tenemos una gran necesidad, la de planificar un futuro con inclusión que contenga a todos en un marco real de desarrollo humano, porque no sobra nadie y nos necesitamos entre todos para adentrarnos “mar adentro” (Duc in altum) en la resolución de los problemas actuales. Pues bien, hagámoslo con comunicación efectiva, algo que a rigor de verdad no es otra cosa que ejercer el sano arte de “la Política” (no de la “politiquería”).
(*) Secretario de Gobierno de la Municipalidad de Concepción del Uruguay desde el 2019. Presidente de Bloque Concejales del PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.