La intención es que haya mayor oferta de productos en una misma góndola.
El Congreso Nacional aprobó en febrero la ley de Góndolas. Su promulgación estaba pendiente y su puesta en funcionamiento apunta que haya mayor oferta en una misma góndola y, con eso, incentivar el juego de competencia. La norma no impide que aquellos comercios con posición dominante escondan productos. Hierro y chapa al tope de las desapariciones.
La ley tiene por objetivo contribuir a que el precio de los productos alimenticios, bebidas, de higiene y limpieza del hogar «sea transparente y competitivo, en beneficio de los consumidores». Además, apunta a «evitar que realicen prácticas comerciales que perjudiquen o impliquen un riesgo para la competencia u ocasionen distorsiones en el mercado», publicó la agencia oficial Télam.
La norma establece que los productos de una marca no pueden ocupar más del 30 por ciento de la góndola y que de un producto, por ejemplo, de fideos o galletitas, debe haber, como mínimo, cinco marcas diferentes. A su vez, el 25 por ciento de los productos deben ser de las Pymes, cooperativas o mutuales y el 5 por ciento de los productos deben ser de empresas de agricultura familiar, campesina o indígena o de la economía popular.
También se consigna que los productos de menor precio deben estar en el sector medio de la góndola y en la primera página del sitio web donde se muestren los productos; mientras que en la isla de exhibición y en los exhibidores que están pegados a la caja donde se cobra, el 50 por ciento del espacio debe estar ocupado por productos de micro y pequeñas empresas nacionales, de cooperativas y de mutuales.
En otro apartado, se indica que los supermercados deberán contemplar distintos plazos y condiciones de contratación a los distintos proveedores según sean pymes o sectores de la economía popular, y no podrán exigir aportes o adelantos financieros a los proveedores ni imponerles la entrega de mercadería gratuita o por debajo del costo de provisión como condición para exhibir los productos.
Especulaciones a la espera de las subas
Los precios de los productos de consumo masivo continuaron al alza en noviembre, incluso en un contexto en el que el consumo tuvo una caída fue de 4 por ciento. Las categorías de productos que más aumentaron en noviembre respecto del mes anterior se encuentran aceite (9,8 por ciento), chocolates (9,4), jugos líquidos (6,6), aguas saborizadas sin gas (6,6), salchichas (6,6), snacks (5,8), pan de molde (5,3), té (4,6), galletas (4,6) y aguas saborizadas con gas (4,5). Según el relevamiento, las categorías de productos que más aumentaron en forma interanual en noviembre son aceite (75,3), yerba (74,3), azúcar (66,9), huevos (63,8), arroz (62,4), té (55,5), conservas (54,6), enlatado de pescado (52), pan de molde (51,8) y puré de tomate (50,3).
Pero en la ciudad se dan casos para tener en cuenta. Como se sabe, el mercado del hierro, por ejemplo, es casi un duopolio: sólo un par de oferentes se reparten la mayoría de las ventas. Lo mismo ocurre con otro de los grandes rubros de la construcción, la provisión de chapas galvanizadas o aluminizadas. Quizá por eso la costumbre haya consagrado una práctica que no por generalizada, deja de ser nociva. Cada vez que existe la posibilidad de una suba, esos dos materiales esenciales desaparecen. Convalidado el incremento, todo vuelve a la normalidad. En ese ínterin, el usuario pierde la diferencia y los grandes jugadores se quedan con un plus que, muchas veces, no responde a ningún criterio racional de mercado. Ocurre en las góndolas con productos esenciales, como yerba, azúcar o aceite y pudo verificarse también a la entrada de la presente crisis sanitaria, con el alcohol en gel. Se trata de sectores que saben muy bien cómo manejarse en río revuelto. Como podría señalar cualquier economista: es una especie de Ley de Say a la inversa. En lugar de que la oferta cree su propia demanda, la especulación la induce para elevar artificialmente los precios.
Tanto es así que la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco) comenzó un relevamiento entre empresas constructoras de todo el país y los datos preliminares indican faltantes de ladrillos huecos, chapa galvanizada, acero redondo, cemento, entre otros. “La expectativa de devaluación y la especulación con una suba de precios, los problemas de producción por la pandemia y los inconvenientes con el transporte son los principales factores que explican los problemas de abastecimiento”, señaló contundente el presidente de la entidad, Iván Szczech.