Camión en el centro

Señor director:
Este martes caminaba por calle Rivadavia y Henry, hasta que un camión muy grande, con un acoplado que era realmente muy extenso, frenó para hacerme una pregunta.
El conductor del camión, con cierto aire porteño o del conurbano bonaerense, bajó la ventanilla y con sus pelos enrulados y al viento me preguntó dónde estaba la calle Juan Perón. Al ver que se estaba formando una gran fila de autos atrás (de más de una cuadra) procedí a explicarle rápido dónde era dicha calle, le advertí que por los autos estacionados era imposible que gire a la izquierda y además agregué que tenga cuidado, ya que la circulación dentro de la ciudad con dicho vehículo estaba prohibida o reducida.
El conductor me miró, no le importó mi advertencia amable y menos se inmutó por la larga fila de autos que empezaron a tocar bocina. Esa esquina es una zona de intenso movimiento (Rivadavia y Henry) El forastero bajó caminando muy despacio, con el pecho inflado y mirando por arriba del hombro a los que tocaban bocina para poder seguir circulando. El hombre empezó a tocar los timbres de las casas del lugar para dar con los dueños de los dos autos que le impedían girar a la izquierda, sin importar que la cola de autos había tomado una extensión de casi dos cuadras (hasta Rivadavia y Almafuerte)
Al no recibir respuesta de los vecinos, el hombre volvió caminando desmacio al camión y antes de subir increpó a una mujer a los gritos para que deje de tocar la bocina. Realmente fue una situación tensa de un machirulo, que viene de afuera y estaba buscando un supermercado que estaba sobre calle Perón.
Luis Alberton Valenzuela