La figura de Luis Lorenzo Etchevehere es en buena medida desconocida y poco recordada, incluso dentro de las filas de su propio partido, la Unión Cívica Radical, a pesar de su notable trayectoria.
Por José Antonio Artusi (*)
Nació en Diamante el 22 de mayo de 1875 y murió en Buenos Aires el 21 de septiembre de 1935. Abogado egresado con medalla de oro de la UBA, fue uno de los fundadores y primer director de El Diario de Paraná, acompañó como Vicegobernador entre 1914 y 1918 al primer gobernador radical, Miguel Laurencena; fue ministro en la gestión del Gobernador Celestino Marcó entre 1918 y 1920, senador nacional entre 1925 y 1931, y Gobernador de la provincia entre 1931 y 1935.
¿Por qué necesitamos rescatarlo del olvido? ¿Qué sentido tiene rendir homenaje a su memoria?
Cada uno tendrá su respuesta. Acá va la mía. Porque estudiar su magnífica obra de gobierno y mirarnos en el espejo de su conducta política puede servirnos mucho, no como un ejercicio nostálgico ni como una forma de regodearnos con las glorias del pasado, sino como una oportunidad para aprender de nuestra propia historia y para extraer lecciones que nos sirvan para entender el presente y desde allí construir un futuro mejor. Porque muchas de las ideas y acciones de gobierno de Etchevehere y sus ministros entre 1931 y 1935 -entre los que sobresale Bernardino Horne- adquieren hoy renovada vigencia. Existen numerosas y fundadas razones para sostener que Luis Lorenzo Etchevehere haya sido quizás el mejor Gobernador del siglo XX en la Provincia de Entre Ríos. No agotaremos esas razones en estas breves líneas, obviamente. En plena década infame, cuando en Argentina imperaba el fraude y en Europa se consolidaban los totalitarismos más atroces, cuando las gravosas consecuencias económicas y sociales de la crisis del 30 se hacían sentir, Entre Ríos fue sin embargo un oasis de democracia, libertad y progreso; en buena medida gracias a la acción de gobiernos ejemplares, entre los que se destaca sin dudas el de Luis Lorenzo Etchevehere.
Entre otros tantos logros impulsó la reforma de la Constitución Provincial de 1933, pionera en materia de constitucionalismo social, que consagró la autonomía de los municipios y otorgó el derecho al sufragio a las mujeres. Puso en marcha políticas públicas trascendentes: creación del Departamento Agrícola Ganadero, constitución de la Federación Entrerriana de Cooperativas, creación del Banco de Entre Ríos (que luego otros privatizaron y extranjerizaron), ley de transformación y colonización agraria, la ley de Solidaridad Social destinada a proveer a los colonos de semillas, creación y fomento de bibliotecas populares, etcétera. Merece destacarse la poco conocida Ley 3006/34, de “contribución directa con impuesto progresivo a la tierra libre de mejoras y catastro de inmuebles”, en sintonía con otras iniciativas similares en diversos puntos del país que se hacían eco de las ideas progresistas del economista norteamericano Henry George, norma que de haber continuado en el tiempo habría significado un notable impuso a la producción y al trabajo, democratizando el acceso al suelo y evitando prácticas especulativas. Buena parte de ese programa de transformación de las estructuras económicas y sociales de la provincia de Entre Ríos constituye una asignatura pendiente. El mejor homenaje a Luis Lorenzo Etchevehere será avanzar en su concreción, por una Entre Ríos pujante y próspera, que salga de esta pendiente de atraso y decadencia en la que se encuentra desde hace décadas.
(*) Arquitecto Especialista en Planificación Urbano Territorial, integra la Cátedra de Planificación Urbanística de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCU.