Callejón .ar

Ariel Vercelli, investigador Conicet

Hoy más que en otros momentos históricos presentimos que los cambios técnico políticos de nuestras sociedades son dinámicos, constantes e irrefrenables. Sabemos que el ciberespacio se expande, se contrae, cambia y evoluciona rápidamente gracias a haber desactivado el control centralizado mediante una arquitectura de inteligencia distribuida, aunque justamente por ello, por fortuna, no nos brinda la certidumbre de cómo, ni por qué se producen estos cambios. Una de las certidumbres que tengo es que, en tiempos de Internet, algunas libertades esenciales de nuestras sociedades dependen directamente de las nuevas formas regulativas emergentes. La red de redes que hoy conforma Internet tiene un pasado profundo, un presente vertiginoso y, sin dudas, un futuro incierto. Si bien no podemos asegurar cómo será su futuro, si estamos en condiciones de afirmar que las regulaciones tendrán un rol fundamental para la ecología informacional de Internet. Afortunadamente, tanto el presente como el futuro de Internet son todavía políticamente moldeables, puesto que la red no ha alcanzado aún un nivel de estabilidad, solidificación e irreversibilidad que probablemente alcanzará en un futuro inmediato si las regulaciones se vuelven dispositivos cerrados, crípticos, opacos. El nuevo paradigma tecnológico es el fiel reflejo cultural de las sociedades que desarrollan la tecnología. Cada vez menos regiones pueden efectivamente gobernar el desarrollo de las redes de información. Debido a ello encontramos, por un lado, regiones, estados y corporaciones que desarrollan tecnología y, por el otro, regiones, estados y corporaciones que se verán incapacitadas de cierta planificación superior. En este sentido, el panorama para América Latina es sombrío, tanto por la falta de desarrollo de tecnología en comunicaciones para gobernar el ciberespacio, como por la pérdida de nuestra producción legislativa, que desde hace años no logra retomar siquiera la ingenua creencia en su potencialidad regulativa. Las nuevas formas regulativas, al igual que el derecho y las tecnologías, comienzan a importarse desde los países que las producen. Todo indica que nos hallamos en un callejón sin salida. El campo de las regulaciones ha cambiado radicalmente en estos últimos años, pero todavía no se percibe con claridad la peligrosidad que estos cambios implican para las regiones y naciones menos desarrolladas a nivel global.