Californication bancaria en EE. UU.

Alfredo Serrano y Guillermo Oglietti (*)

Tres quiebras bancarias en EE. UU. levantaron las señales de alarma globales sobre una posible reedición de la crisis financiera de 2008.

En esta oportunidad, el primer banco en quebrar fue el californiano Silvergate Bank, que declaró una quiebra/liquidación “voluntaria” el 8 de marzo, y se comprometió a devolver el dinero a los ahorristas.
La crisis del Sivergate Bank está relacionada con su fuerte exposición al mercado de los criptoactivos. Era un banco especializado en prestarle a empresas de este sector y su reputación fue afectada, en especial, por la quiebra de FTX.
La alarma sonó más estridente cuando el contagio afectó a otro banco californiano, el Sillicon Valley Bank (SVB), que fue liquidado por las autoridades monetarias dos días después.
El contagio alcanzó a un banco con sede en Nueva York, pero con fuerte impronta en California, el Signature Bank, que fue liquidado por las autoridades monetarias a menos de cinco días del episodio original del Silvergate.

Efecto dominó en pleno desarrollo

Por el origen regional, por la corrida de depositantes y por el vértigo, este episodio se parece mucho a las crisis bancarias de la década de 1930. Entre noviembre y diciembre de 1930 se suspendieron centenares de bancos de los cuales sólo un tercio volvió a abrir.
El sistema bancario norteamericano comparte algunas características que elevan las sospechas más allá de los tres bancos quebrados y, por lo tanto, se ha sembrado la desconfianza sobre todo el sistema financiero.
Todas las firmas fueron auditadas por compañías independientes. SBV y Signature Bank eran auditadas por la multinacional KPMG, que hizo el papelón de auditar favorablemente los dos bancos, tan sólo dos semanas antes de la quiebra.
En cambio, la caída del Silvergate se aceleró porque demoró en presentar sus balances a la Comisión de Valores (SEC) argumentando que la auditoria estaba incompleta.
Uno de los desencadenantes de las quiebras es la gran proporción de depósitos no asegurados. No todos los depósitos bancarios están garantizados por el FDIC (Corporación Federal de Seguros de Depósitos) porque la ley permite que los bancos tengan depósitos no asegurados para invertirlos en actividades más riesgosas que brindan más rentabilidad.
El SVB y el Signature Bank tenían un 88% y 90% respectivamente de sus depósitos no asegurados por la FDIC. Eso implica que esa proporción de los depósitos se fugarían rápidamente apenas se viera cualquier riesgo en el horizonte. Eso fue lo que ocurrió y el efecto dominó de corridas de depósitos está en pleno desarrollo.

¿Buenas noticias para Argentina?

Estos bancos otorgaban préstamos en la forma de capital de riesgo a empresas tecnológicas, que dependen de la abundancia de financiamiento en sus etapas de maduración y, por lo tanto, su supervivencia depende de que los tipos de interés sean bajos. Al aumentar los tipos de interés, los depositantes percibieron que estos bancos corrían mayores riesgos y fueron más propensos a retirar sus depósitos.
Por último, las propias empresas tecnológicas clientes de los servicios financieros de estos bancos, les dieron el golpe de gracia retirando masivamente sus depósitos.
La proporción de depósitos no asegurados depende de cada banco y podría fluctuar entre 33% de los depósitos del Bank of America y el 85% del Citigroup. La magnitud de estos depósitos no asegurados indica que existe el potencial para desencadenar una crisis sistémica si no se corta contundentemente.
Sin embargo, para los países en desarrollo no son tan malas noticias. Este episodio aumenta la probabilidad de que la Reserva Federal deje de subir los tipos de interés, ya sea para evitarle a los bancos las pérdidas patrimoniales por vender bonos baratos, o para contrarrestar el efecto depresivo de estas quiebras bancarias.
En estas circunstancias, podremos esperar un alivio para los costos financieros de los países endeudados como la Argentina y una reversión de los flujos financieros hacia la periferia.

(*) Alfredo Serrano es Dr. en Economía Aplicada y director del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag). Guillermo Oglietti, es Dr. en Economía Aplicada y sub Director de Celag.