Boleta única

Por Juan Martín Garay (*)

La discusión planteada recientemente en el Congreso de la Nación, sobre la posibilidad de instaurar la Boleta Única de Papel (BUP) para las elecciones Nacionales del año próximo pretende darnos un salto de calidad institucional para posicionarnos dentro del Siglo XXI en cuestión de reforma electoral, teniendo en cuenta un presente eleccionario con la dinámica del Siglo XX. Esto que claramente es necesario, necesitará de un amplio consenso de manera tal que posea la mayor legitimidad posible. Si es seriamente abordado el tema y sin demagogia, esta reforma debería servir para mejorar realmente las formas y modos del ejercicio político-electoral, más que para venir a solucionar los problemas políticos de los políticos.

Evolución cívica
En la segunda sesión del año de la Cámara de Diputados de la Nación que se dio el jueves último, se acordó que el próximo miércoles 11 se de inicio al debate en comisión de los ocho proyectos que buscan establecer la Boleta Única de Papel en las elecciones nacionales del 2023. Serán tratados en las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia; si se consigue dictamen favorable una vez cumplido el cronograma fijado, recién ahí se podrá decir que se está en condiciones de avanzar en la anhelada modificación del Código Nacional Electoral, pero sólo si luego se aprueba obteniendo la media sanción en Diputados. Si el Senado también lo aprueba y luego el Ejecutivo promulga, recién ahí tendremos nueva Ley y con esto se habrá evolucionado cívicamente para que el año entrante se elija en las elecciones de las categorías nacionales mediante la Boleta Única de Papel, tarea nada fácil en el “cabildeo” por delante.
La Boleta Única de Papel no es una novedad en el país, este sistema está instalado (y con éxito comprobado) en las provincias de Córdoba, Salta y Santa Fe. Además, se la utiliza en las cárceles para que voten en elecciones nacionales las personas procesadas que se encuentren cumpliendo prisión preventiva. Para poder votar las personas privadas de su libertad deben estar incluidas en el Registro de Electores Privados de Libertad, que es elaborado por la Cámara Nacional Electoral. Otro ámbito donde ya se utiliza el sistema es en las Embajadas, allí los ciudadanos argentinos en el exterior pueden emitir su voto mediante esta modalidad. Este modo de ejercicio electoral también se implementó en las elecciones municipales de San Luis.

Lo se piensa y dice en voz baja
Ante esta iniciativa y las “pícaras” opiniones a favor o en contra de quienes tienen viejos recorridos o jóvenes largas trayectorias políticas, las palabras de Don Arturo Jauretche en la “Carta a Amílcar Vertullo” del 3 de julio de 1959 cobran vigencia nuevamente: “Hay que actuar en dirigente revolucionario y no en dirigente electoral, porque se trata de la disputa del poder. No podemos incurrir en el error de los radicales en 1945 y eso le ocurrirá fatalmente al que haga política en función del pasado. Por cuidar los votos, ellos se quedaron parados y cuando se dieron cuenta, los votos se habían ido. No importa dónde están los votos ahora. Importa dónde estarán para ejecutar un programa. El que está atento solo a lo que piensa la gente hoy, se quedará al margen de lo que pensará la gente mañana y aquí está la clave para saber quién es dirigente o no. Además, lo que piensa la gente no está dicho por lo que proclaman en voz alta, sino por lo que se dicen en voz baja y, aún más, por lo que no se dice y está en el subconsciente”.

Breve análisis sobre la BUP
Ventajas y virtudes: Los electores puede armar su propia combinación al optar por candidaturas de distintos partidos para cargos electivos diferentes. Se refuerza la identidad de los partidos y sus ideologías. Se supera la confusión provocada por las sumatorias. Se brinda una mayor transparencia al momento de elegir. Da más equidad a la competencia electoral, porque mejora las condiciones en cuanto a la certeza de que todas las listas estén expuestas. Es una simplificación del sistema actual con un recuento y escrutinio más ágil. Se brindar más peso al ciudadano, trayendo consigo más transparencia, mejor igualdad de oportunidades para competir -algo muy cierto-, con un sistema ágil, menos costoso en materia de procesos electorales y de rapidez en cuanto al escrutinio.
Desventajas y defectos: Un personaje con amplio reconocimiento popular puede obtener más votos que el resto. Atenta contra la disciplina partidaria. Favorece la fragmentación de los votos en las legislaturas. Actúa como limitante del consenso y el diálogo. Se avanza hacia una democracia de liderazgos personales. Va en contra del fortalecimiento de los partidos políticos y de lo que manda la misma Constitución; además que se involuciona hacia una nueva relación entre partidos políticos, candidatos y marketing, donde esto último tendería a prevalecer sobre la política. Se impone el “marketing político”.

La oportunidad
Este impulso, si se aprovecha la oportunidad con profesionalismo y seriedad en el tratamiento legislativo, debería servir para fortalecer el sano ejercicio de elegir y ser elegido, tratando además de sacarle el prurito a algunos dirigentes de exponerse a la consideración del votante para que cada ciudadano pueda elegir entre las opciones que se le presente. El objetivo reformista apunta a que la voluntad del elector quede expresada al momento de sufragar de una manera más clara, efectiva y trasparente. No hay acto más poderoso que la voluntad popular expresada en un acto eleccionario, porque es esta la que da la legitimidad de origen a un gobernante, la legitimidad de ejercicio ya depende del elegido o elegida. Por tal motivo es imperioso encontrar un sistema electoral que aglutine los intereses de todos los argentinos.
Si bien muchos manifiestan que este año no es electoral, en la realidad de las acciones queda demostrado que esto no es así, este año parece estar siendo más político – electoral que el anterior y el próximo. No sólo por el tratamiento legislativo que comenzará a darse a la Boleta Única de Papel, sino sencillamente porque (de aprobarse) con ésta comenzará una nueva forma de hacer “política” mediante una moderna herramienta electoral.

Lo que importa (o debe importar)
El autor principal, el sujeto histórico de este proceso, es y debe ser la gente, no una clase, fracción, grupo o élite. No necesitamos un proyecto de unos pocos para unos pocos, o una minoría ilustrada o testimonial que se apropie de un sentimiento colectivo de transparencia ciudadana. Las últimas elecciones enseñaron que el voto se está definiendo cada vez más de una manera selectiva, aun soplando contra el viento del actual sistema electoral vigente.
Con la BUP no es cierto que se torne más prevalencia a las personas que a los partidos (al menos no debería serlo), porque lo que se viene a ofrecer al electorado es una posibilidad de combinación apropiada entre las personas y las ideas. No se le quita ideología al sistema electoral, todo lo contrario. Con ello se evoluciona sobre un sistema que viene siendo ampliamente criticado y del que es buen momento de darnos la oportunidad de discutirlo, debatirlo, consensuar y hacer un salto de calidad.
Esta iniciativa deberá asumirse como una verdadera política de Estado en sí misma, habrá que dialogar mucho y lo suficiente para construir un amplio consenso que involucre a la ciudadanía “de a pie”, al mundo académico, a las organizaciones de la sociedad civil y por supuesto a los partidos políticos; porque sólo así se podrá atender el reclamo de quienes en tiempos electorales exigen tener un mecanismo superador con mayor seguridad y simplificación del voto y su escrutinio.

(*) Secretario de Gobierno de la Municipalidad de Concepción del Uruguay desde el 2019. Presidente de Bloque Concejales del PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.