Avanzan por un proyecto para la gestión de los RAEE

Esperan que se sumen otros dos municipios.

Comenzaron las conversaciones para un plan de reciclaje de los residuos eléctricos y electrónicos.

Por Nicolás Sotomayor



El ciclo de vida de los aparatos electrónicos se redujo de manera drástica a partir de un mercado que ofrece constantemente innovaciones tecnologías a los consumidores. ¿Qué se hace con ese celular de tapita que anda tirado en algún recoveco de la casa? ¿Qué se hace con ese monitor de tubo que no funciona hace más de una década? ¿Qué se hace con ese router usado de la primera conexión de internet en el hogar? Suele ocurrir que éstos se apilen en las casas al no encontrar opciones para descartarlos. O que lo dejen en la vereda con el resto de la basura habitual. Pero, después, ¿adónde termina gran parte de ese aparato? Probablemente a los rellenos sanitarios o basurales. Los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) es una problemática que precisa de soluciones inmediatas en todo el planeta. Por lo pronto, a pequeña escala, esta semana se tomaron cartas en el asunto en la región: los municipios de Villa San Justo, 1° de Mayo y Colonia Elía —los tres del departamento Uruguay—comenzaron las conversaciones para avanzar en un plan en conjunto que resuelva la gestión de esos residuos. Consultados por el diario La Calle, fuentes municipales aseguraron que avanzarán en los próximos días con mayores detalles e invitarán a sumarse a otros dos municipios. Un televisor podría contaminar 80 mil litros de agua. Apenas una pila tirada podría contaminar 175 mil litros de agua. Los RAEE pueden contener metales pesados —como mercurio, plomo— altamente perjudiciales para el medio ambiente —contribuye al calentamiento global— y la salud de todos los seres vivos. Según la Asociación civil de Basura Cero, la Argentina registra en promedio entre 10 y 12 kilos de RAEE por habitante por año, lo que significa unas 500.000 toneladas anuales. El último informe del “Observatorio Mundial de Residuos Electrónicos” señaló que en el mundo se generaron 56 millones de toneladas de RAEE durante el 2019, a la vez que estimó que la cifra podría ascender a 74 millones de toneladas en 2030.
En la Argentina es apenas del 3 por ciento la gestión formal de RAEE, realizada por Pymes, cooperativas o iniciativas voluntarias. En Paraná, por ejemplo, se transportan esos residuos de manera periódica a la planta de reciclaje Basura Cero, ubicada en Buenos Aires. En mayo pasado, desde la capital provincial partieron a ese destino cuatro camiones con 20 toneladas de residuos eléctricos y electrónicos. Cabe remarcar que los RAEE contienen el 72% de materiales reciclables (plásticos, metales ferrosos y preciosos, vidrio); 25% de materiales reutilizables (cables, motores, fuentes, lectoras, imanes); y 3% de residuos peligrosos (tubos de rayos catódicos, plaquetas de circuitos integrados, gases de refrigeración, PCB). Según un informe del INTI, “un 60 % de los RAEE terminan en basurales o contenedores – sin que se les aplique un proceso adecuado de reciclaje -, liberando las toxinas, dañando la salud y condiciones de vida de gran parte de los argentinos”. Imagínese por un instante el futuro de sus hijos o nietos.

Una política prometedora
Los municipios son los encargados de afrontar la problemática de los RAEE en primera instancia. No obstante, surgen obstáculos relacionados a la escasez de presupuesto o a la carencia de recursos e infraestructuras de reciclado. Tampoco existe una normativa a nivel nacional pese a los proyectos presentados incluso desde Entre Ríos. En medio de pros y contras, el puntapié inicial dado por San Justo, 1° de Mayo y Colonia Elía asoma como una decisión política prometedora e imprescindible, con el foco puesto en el largo plazo.