Avanzamos casilleros y nos avisan que vamos a retroceder

Señor director:
Durante la tarde de este martes circuló por redes sociales un supuesto decreto municipal donde estaban especificadas determinadas restricciones a diversas actividades que se habían habilitado en las últimas semanas.
Si bien era de dudosa procedencia, ya que no tenía ninguna firma del intendente, muchos lo daban por hecho y la verdad que no sé si es verdadero o no. Lo que puedo decir que este tipo de escritos lo único que hace es alarmar a la población, colocar un manto de sospecha sobre si hay una idea de a dónde ir y muchos comentarios polémicos.
Vuelven a prohibir la asistencia y permanencia a la isla del puerto, un ámbito muy espacioso al aire libre que permite perfectamente mantener la distancia social. Por otro lado, según el escrito que circulaba, la actividad náutica retrocedería una vez más, luego de haberles devuelto libertades en los últimos tiempos.
Contrariamente a estas habilitaciones, se permite la permanencia en bares y gimnasios, en lugares muy reducidos, pese a los protocolos impuestos para poder mantener estos comercios abiertos.
Otro punto que también al menos me asombra, es que se corte la posibilidad de estar al aire libre, pero se sigan avalando las celebraciones de misa en diferentes capillas de la ciudad donde el espacio es muy reducido.
Suelo pasar por San Roque todos los días caminando y veo que hay muchísima gente adentro, los cuales permanecen allí a puertas cerradas, hasta que finaliza la homilía y las abren. Ahí se ven personas de avanzada edad, un grupo de los denominados factores de riesgo. Si alguno hace el ejercicio de pasar por este lugar durante los horarios de misa, podrán ver una gran cantidad de autos estacionados afuera, hay tantos vehículos que parece la plaza un día que no hay lugar para estacionar.
Acá es donde me preguntó ¿por qué algunas actividades o sectores de la ciudad se cierran y otros? ¿Por qué tenemos que pagar justos por pecadores? En mi caso, suelo intentar mantener la distancia necesaria y me aferro a los protocolos, con la intención de disfrutar de las habilitaciones que se vinieron dando y que hoy nos roban una vez más. Yo no formo parte de ese grupo de personas que asiste a fiestas multitudinarias en diferentes campos ¿Por qué el comportamiento de ellos me debe afectar a mí?
Creíamos que el calor nos daría alivio, pero la realidad es que fue peor, aumentaron notablemente los casos y nos sentimos cada vez más libres. Es momento que los padres se pongan firme con los adolescentes, aunque sea dos semanas, para demostrarle a quienes no creen que existe el virus, que la cuarentena sirve para reducir casos, pero también debemos mantener los derechos recuperados en el marco de esta batalla mundial contra el covid.
Eduardo López