Atahualpa Yupanqui hubiese cumplido 113 años

Atahualpa Yupanqui, considerado «el padre del folklore», hubiese cumplido 113 años. El artista, que supo pintar con sus letras la vida del hombre común, el que pudo mostrar la vida cotidiana con sus altas y bajas, el que deslumbró a Edith Piaf en un club de París, el que apagó sus días en Francia pero nunca olvidó su hogar en el Cerro Colorado cordobés; el que le decía a sus amigos: «Un amigo es uno mismo con otro cuero» y se sumaba al fogón con su guitarra. Nadie como él para «contar lo simple con delicada poesía». Héctor Roberto Chavero fue su verdadero nombre. Hijo de un padre mestizo de origen quechua-santiagueño y una madre criolla de descendencia vasca. Comenzó a firmar con el nombre Yupanqui a los 14 años «En una revistita que teníamos en el secundario empecé a firmar pequeñas coplas -muy malas- y sonetos, con este nombre: Yupanqui que quiere decir «has de contar»; «narrarás». Lo usaba por aquello de no firmar Héctor Roberto Chavero Aramburu; por timidez, por vergüenza firmaba Yupanqui. Qué imaginaría yo que, con el correr del agua y los ríos, ese nombre iba a alcanzar alguna vez, alguna significación en el camino musical, popular, folklórico; no tenía la menor idea que ese nombrecito, que yo usaba, iba a ser un determinante de mi destino», diría el propio Atahualpa en una entrevista dada en 1985, a Radio Nacional. «Ahora me doy cuenta de que el que camina por el mundo no soy yo, no es el Héctor Roberto Chavero Aramburu, este nombre es el que me lleva a mí», concluiría.